“Dejen de mimar a los ricos”
Warren Buffett, el multimillonario estadunidense.
Ahí, el tercer hombre más rico del mundo, increpó al Congreso de su país pidiéndole, palabras más, palabras menos, que dejara “de mimar a los súper ricos” y les aumentaran los impuestos. Warren no es un guerrillero trasnochado, ni un profesor izquierdista mimetizado. Tampoco un “viejo amigo” de Fidel, Daniel Ortega o Chávez. Warren tiene, de acuerdo a Forbes, una fortuna de 50 mil millones de dólares.
No critica al otro, al ajeno, sino al que le mira de frente en su propio espejo: “Mientras los pobres y la gente de la clase media combaten por nosotros en Afganistán, mientras la mayoría de los estadunidenses luchan para sobrevivir mes a mes, nosotros, los mega ricos, continuamos teniendo nuestras extraordinarias exenciones fiscales”.
Buffett da números para dimensionar su propia indignación: el año pasado pagó el equivalente a 17.4 % en impuesto sobre la renta en comparación con muchos de sus empleados (que jamás alcanzarían el título de millonarios) que pagaron, en promedio, 36%.
El artículo de Buffett no tuvo mucho eco en EU pero si en Francia.
Encabezados por la mujer más rica de Francia, Liliane Bettencourt, 16 directores generales y los principales accionistas de las firmas más importantes del país europeo le han ofrecido al gobierno de Nicolas Sarkozy pagar más impuestos.
En una carta publicada en el sitio de internet de Le Nouvel Observateur, las grandes fortunas afirman: “Nosotros, presidentes y directivos de empresas, hombres y mujeres de negocios, financieros, profesionales o ricos, pedimos la instauración de una contribución especial que afectará a los contribuyentes franceses más favorecidos”.
Ahí, firmando, están los grandes que dirigen L’Oréal, Total, Société Générale, Peugeot Citroën, Danone, AstraZeneca y Air France-KLM, entre las empresas más reconocidas.
¿Cómo responderán el Tea Party y el Elíseo?
De Tácticas y Estrategias
Horacio Besson