Crueldad con animales, ¿por qué?
Dr. Vicente Maltez Montiel
En la vecina Honduras un grupo de jóvenes ha sido condenado por un juez a realizar trabajos de obras públicas barriendo las calles de una ciudad en la cual cometieron un crimen. A un pequeño perrito le ataron bombas de pirotecnia, cuyas mechas encendieron con el resultado de la muerte del animal que resultó destrozado. Hecho pedazos y pedacitos.
Nuestro país no está exento de estas actitudes escalofriantes, vergonzantes y que obligadamente deben movernos a adoptar una posición definida. El pasado año un grupo de jóvenes se dedicó a matar perros a flechazos de ballestas en la carretera sur de Managua. La Policía ocultó los resultados de la investigación porque los criminales pertenecen a influyentes círculos de poder.
¿Por qué ocurren estas cosas? ¿Cuál es su significado? ¿Qué relación tiene esta crueldad con animales, con el comportamiento de las personas y la creciente violencia doméstica que conmueve nuestra sociedad?
La crueldad es una respuesta emocional de indiferencia o de placer en el sufrimiento y dolor de otros o la acción que innecesariamente causa tal sufrimiento o dolor considerado signo de disturbio psicológico. Desde 1987 se incorporó la crueldad hacía los animales como un equivalente de desórdenes antisociales y de la conducta.
La crueldad hacia los animales se define como un comportamiento socialmente inaceptable que intencionalmente causa dolor innecesario, sufrimiento o distress hacia y/o la muerte del animal o animales. No olvidemos la triste imagen del ex rey de España Juan Carlos matando elefantes en África.
Crueldad animal y salud mental humana
De un 6 a 9% de niños o de jóvenes presenta trastornos de la personalidad (TP) que son patrones de comportamiento inadaptados persistentes, muy arraigados y que tienden a ser generalizados, manifestándose de diversas maneras, a saber: solo de la conducta, emocionales, cognoscitivos, perceptivos o psicodinámicos, una mezcla de los señalados.
Múltiples factores pueden condicionar un TP. A veces detectamos factores biológicos como alteraciones o enfermedades durante la gestación o el nacimiento, familias disfuncionales y desorganizadas en las cuales prevalecen el alcohol, drogas y conductas antisociales. Otras veces identificamos malos tratos, incestos, etc.
El TP llamado “personalidad antisocial” es el tipo de comportamiento inadaptado que va a ignorar los derechos de los demás, y que suele aparecer como mínimo a los 18 años, prevaleciendo en el sexo femenino.
Antecedentes: Antes de los quince años se han detectado en los afectados tres o más de los siguientes signos: deserción escolar sin justificación, fuga del hogar, riñas frecuentes, utilización de armas, violencia sexual, DAÑOS FISICOS CRUELES A LOS ANIMALES, DAÑOS CRUELES A PERSONAS, destrucción de propiedad (no incluye incendios), robo sin enfrentar a la víctima en más de una ocasión, incluso falsificaciones y robo enfrentando a la víctima, como el caso de robo a mano armado.
Cuando se analiza el comportamiento antes de los quince años, destacan la incapacidad de mantener un empleo, agresividad, no acata normas sociales, no valora la verdad, no respeta a sus parejas y no es capaz de establecer un vínculo monogámico, no planifica el futuro, no valora la verdad y si es padre o madre, no cuida adecuadamente a sus hijos, por lo que en estos se detectan enfermedades, desnutrición o fallecimientos.
Cuatro factores se han vinculado con esta personalidad antisocial como son los de tipo genético, algún tipo de mal funcionamiento cerebral (traumas, encefalitis, etc.), abandono y un ambiente familiar donde han prevalecido los castigos, falta de afectos, juegos y mimos, así como abandono.
Lógicamente, frente a la crueldad con los animales la sociedad está obligada a dar una respuesta coherente e integral que comienza en el seno familiar, una educación humanitaria y bioética, solidez familiar y moral, mejoría de las condiciones socio-económicas, en especial de los sectores menos favorecidos, la necesaria orientación espiritual, el papel orientador de los medios de comunicación y las respuestas responsables y participativas de la sociedad civil, como lo es el generoso movimiento de protección de la salud animal que hay en el mundo y que ha aterrizado en Nicaragua con éxito.
En las calles de nuestro país hemos visto el accionar de las organizaciones de defensa animal, encabezadas por la Fundación AMARTE, que dirige el profesor de medicina veterinaria, Dr. Enrique Rimbaud, que luchan a favor de los perros vilmente asesinados a flechazos, de los caballos cocheros de Granada y otras partes, de los perros callejeros eliminados en la UNAN Managua, de los burros de Las Segovias, de las ballenas o de las palomas y patos de San Juan del Sur.
Nunca olvidemos que el abuso y crueldad con los animales es un eslabón más de una cadena de abusos que lastiman a todo el mundo, tanto a animales como a personas. Los niños que lastiman o castigan a los animales podrán llegar a ser adultos crueles, capaces de maltratar a adultos y niños, tan crueles como cualquier abominable femicida.
Y aunque parezca un silogismo, no sería raro que detrás de un adulto que maltrata animales existe un niño infeliz y cruel al cual le debemos pedir reflexione, porque cualquier maltrato que hagamos “a las más pequeñas de mis criaturas” se lo hacemos a Dios. ¡San Francisco, ayúdanos por favor!
DEDICADO AL Dr. ENRIQUE RIMBAUD, PRESIDENTE DE FUNDACION AMARTE Y DEFENSOR DEL BIENESTAR ANIMAL.
• Especialista y profesor de medicina interna, químico-farmacéutico. Colaborador de la Fundación AMARTE.
• Clínica Calle principal de Altamira frente a la CECA. Teléfono: 2278 0830.
• maltezvic@hotmail.com