La policía comunitaria, una urgencia
Rodolfo Cortés Calderón
Adital
Mientras el gobierno de JOH se empecina en imponernos una policía militar imitando a Colombia, México y otros países, que han sido un fracaso por su confabulación con el crimen organizado, el tráfico de personas, el narcotráfico y el terrorismo, el pueblo hondureño y la comunidad internacional están proponiendo una Policía Comunitaria o Ciudadana similar, pero adaptada, de la exitosa experiencia de nuestro cercano y fraterno país de NICARAGUA, considerado por organismos internacionales el país con más seguridad en Latinoamérica.
No debemos desaprovechar la buena voluntad de algunos gobiernos que creen en la civilidad, como Japón, al apoyar la iniciativa de la POLICÍA COMUNITARIA y no dudamos hay otras naciones solidarias y ejemplares como Suecia, Noruega, Dinamarca, Suiza, etc. que podrían ayudar en esta necesidad perentoria.
El origen de la Policía Comunitaria de Nicaragua surge de manera extraoficial en 1978, en los cruentos momentos que vivía la sociedad nicaragüense enfrentada en tenaz lucha entre somocistas y sandinistas. Con el triunfo de la revolución el 19 de julio de 1979 surgen los Comités de Defensa Sandinista (CDS) como una forma inteligente y táctica de las mismas comunidades de auto protegerse.
Según la Directora General de la Policía Nacional de Nicaragua, Primera Comisionada Aminta Elena Granera Sacaza «el modelo policial de Nicaragua es PREVENTIVO-PROACTIVO-COMUNITARIO. Es un modelo Policial Comunitario Proactivo profundamente conectado con la comunidad y sus expresiones organizativas, en permanente revisión desde la comunidad y para la comunidad. El trabajo policial es un trabajo sistémico y articulador de la prevención policial, estatal y social, asentada en una inmensa red que ya supera las cien mil personas organizadas, que de forma voluntaria trabajan día a día con la Policía Nacional.
La fortaleza de la Policía Nacional de Nicaragua proviene fundamentalmente: 1. De su estrecha vinculación con la comunidad. 2. De los valores y principios éticos de sus hombres y mujeres 3. De la disposición sin límite de servir a su pueblo y entregar la vida por ello si fuese necesario”.
En el caso de Honduras, durante las últimas tres décadas de la falazmente llamada «Democracia”, las policías civiles o militares han sido una cueva de truhanes, delincuentes, saqueadores, extorsionadores y asesinos, herencia de los más de 20 años de corruptos gobiernos militares, más los años de los políticos meruseros y saqueadores.
En esto hay casos de casos, unos más escandalosos que otros. Un crimen muy sonado y emblemático fue el del secuestro, violación y asesinato de RICCI MABEL MARTÍNEZ, una adolecente colegiala ejecutado por el coronel ÁNGEL CASTILLO MARADIAGA y el sargento SANTOS OLIVARES de las Fuerzas Armadas ocurrida en julio del año 1991; y quién no recuerda a los asesinados jóvenes CARLOS DAVID PINEDA y RAFAEL ALEJANDRO VARGAS CASTELLANOS, asesinados por miembros de la Policía Nacional ubicados en la Estación de La Granja en octubre 2011 y, otro, es el del niño EBED JASSIEL YANES CÁCERES, asesinado a sangre fría por una jauría de militares en mayo del año 2012 en la salida a Danlí.
Y, ¿qué decir de la tan cacareada y defendida PMOP promovida por el actual mandatario JOH y sus compinches ante el secuestro realizado el 12 de febrero último por parte de 4 miembros de la policía militar acusados por el ministerio Público de siete delitos en contra del comerciante LUIS PORTILLO BETANCOURT en el Mercado Zonal Belén?
Se necesita ser desmemoriado e irresponsable para olvidar tan rápido y fácilmente los vejámenes que la ciudadanía hondureña ha recibido en las últimas décadas de parte de la Policía Nacional y la Policía Militar.
Todavía es tiempo para retomar las recomendaciones formuladas al gobierno de PORFIRIO LOBO SOSA el año 2012 de parte de la Comisión de Reforma de la Seguridad Pública, CRSP, creada para intervenir y depurar la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial y garantizar con su restructuración a la ciudadanía la seguridad pública y a la nación la paz tan requerida en estos tiempos.
Rodolfo Cortés Calderón
Ingeniero agrónomo hondureño
rcortescal@yahoo.es