Violaciones imparables a migrantes
* “Me atacaron y no sé qué me duele más: las heridas o la preocupación de que me hayan contagiado el Sida”, externó con lágrimas Adamaris, una mujer nicaragüense que detuvo su camino en busca del único médico a su alcance en esta región, que se anuncia con una botarga bailarina.
Huehuetoca, Méx.—Con una hemorragia que trataba de contener con sus manos, Adamaris caminaba con paso lento por las vías del ferrocarril en la zona de Lechería en Tultitlán, donde pedía apoyo para ver a un médico, tras ser atacada sexualmente en la búsqueda de la casa de apoyo al migrante “San Juan Diego”.
“Me atacaron y no sé qué me duele más: las heridas o la preocupación de que me hayan contagiado el Sida”, externó con lágrimas Adamaris, una mujer nicaragüense que detuvo su camino en busca del único médico a su alcance en esta región, que se anuncia con una botarga bailarina.
De los miles de centroamericanos que llegan al Valle de México cada año, después de recorrer en tren más de 2 mil kilómetros desde países como Guatemala, Honduras y el Salvador, muchos de ellos ya fueron víctimas de ataques físicos y sexuales, reconoció Maribel Dávila Monrroy, sicóloga de la asociación civil “Convivencia Joven”, que trabaja en coordinación con Censida (Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida).
En el albergue para migrantes que opera en el municipio mexiquense de Huehuetoca, se llevó a cabo el programa “Medidas de Seguridad y Prevención de la Violencia y el VIH en Mujeres Migrantes transeúntes del Estado de México”.
Las mujeres migrantes, al igual que los hombres, viven constantemente situaciones de violencia sexual, “de ahí que capacitamos a servidores públicos del albergue San Juan Diego de Huehuetoca, a elementos de Protección Civil y paramédicos, para que detecten, atiendan y canalicen a personas que han sido violentadas sexualmente, indicó Maribel Dávila.
Las mujeres migrantes, en su mayoría, desconocen el uso del condón femenino, por lo que reciben capacitación sobre el uso de esta protección que pueden usar por muchas horas.
“La actitud de la mayoría de mujeres migrantes ante el uso del condón femenino fue de evasión e indiferencia, acompañada de expresiones de desagrado al momento de explicar la forma de colocarse el condón”, externó Maribel en su informe.
Censida y “Mundo Joven”, repartieron más de 2 mil condones masculinos y 500 femeninos entre migrantes que llegan al Estado de México, especialmente en las rutas de ferrocarril que cruzan por municipios como Tultitlán y Huehuetoca.
* Corresponsal| El Universal