Medicina energética y natural
Las culturas de China, la India o Japón reconocen que la persona es un ser energético, han conservado la visión Integral del Ser Humano no cayendo en la deshumanización que tanto le critica su homónima occidental.
En Occidente esto se veía como algo ilógico, lo que hizo que su medicina se desarrollara en base a las creencias científicas, que abusando de una herramienta como es su conocimiento científico ha convertido en creencia la habilidad de disgregarlo todo en infinidad de partes para observarlo a través del microscopio, utilizando medicinas y operaciones sin restricciones.
Hace pocas décadas que el punto de vista sobre el papel que la energía juega en el funcionamiento y en la salud del ser humano ha empezado a cambiar, porque ahora se puede medir científicamente esta energía, aunque todavía no se puede explicar cómo funciona.
El problema no es que se utilice una u otra práctica, sino que una niegue la existencia de la otra, cuando en realidad las dos buscan el mismo fin pero de diferentes maneras.
En el siglo pasado se descubrió que los órganos emitían campos bioeléctricos que se pueden medir en la piel. Esto llevó a la aparición de aparatos como el electrocardiograma (corazón) o el electroencefalograma (ondas cerebrales).
Las emociones y los pensamientos también emiten campos electromagnéticos que afectan a la salud.
También se han podido medir puntos concretos en la superficie de la piel donde hay movimiento eléctrico. Estos puntos son examinados y utilizados por la acupuntura y la digitopuntura y que se hallan en un meridiano que a su vez está comunicado con un determinado órgano.
En la atmósfera de la tierra existe una vibración, la misma que tiene el cerebro en un estado relajado de atención y concentración, igual que la que emiten las manos de sanadores.
La medicina energética incluye el tratamiento craneosacral, homeopatía, acupuntura y otras prácticas de tratamientos “alternativos” como Kinesiología, visualizaciones creativas, masaje, reiki, flores de Bach, la fitoterapia o la armonización Vibracional de los cuencos tibetanos, esto implica una filosofía inmaterial que produce la vida y la salud en un cuerpo material.
La medicina energética puede ser tanto un complemento de otros tratamientos médicos como una técnica para cuidarse uno mismo y de autoayuda. Refuerza el tratamiento de enfermedades físicas y emocionales o mentales, produciendo notables niveles de bienestar y desarrollo personal.
Principios de la Medicina Energética
Los principios de la medicina energética incluyen:
• Las energías que pueden ser tanto electromagnéticas como energías más sutiles y forman la bases dinámicas del cuerpo físico.
• La salud de esas energías, se manifiestan en la salud corporal.
• Cuando el cuerpo no tiene salud, los bloqueos de sus energías pueden identificarse y ser tratados.
• Para superar la enfermedad y tener salud, el cuerpo necesita que sus energías:
• Se muevan y tengan espacio para hacerlo, las energías pueden bloquearse por toxinas, contracturas musculares, estrés largo, u obstrucciones de otras energías.
• Se muevan siguiendo pautas específicas.
• Se entrecrucen a todos los niveles, desde el ADN, hasta el lado izquierdo del cerebro que controla el lado derecho del cuerpo, y el lado derecho el izquierdo.
• Estar en equilibrio con otras energías.
• Fluidez, equilibrio y armonía pueden ser restaurados y mantenidos dentro del sistema energético y de manera no invasiva:
• Con masajes, pellizcando, con toques o mediante los puntos energéticos de la piel.
• Manipulando manualmente sobre los meridianos de energía.
• Haciendo ejercicios y movimientos diseñados para tener unos efectos concretos.
• Orientando la mente para mover energías específicas.
Prevenir enfermedades con la Medicina Energética
La Medicina Energética nos permite tomar un papel activo en el mantenimiento de la salud y el bienestar, la influencia de estas energías sutiles en el cuerpo, sirven para reponernos, revitalizarnos y rejuvenecernos.
Con una buena energía podremos:
– Agudizar la memoria y la claridad mental.
– Restaurar los niveles energéticos perdidos cuando estamos cansados.
– Incrementar la salud y resistencia.
– Fortalecer el sistema inmunitario.
– Facilitar los cambios de hábitos.
– Aprenderemos a controlar la ansiedad y el estrés.
– Aprenderemos técnicas para controlar el peso y el apetito.
– Equilibraremos el sistema hormonal reduciendo el síndrome premenstrual y otros efectos de su desequilibrio.
– Aprenderemos a calmar el dolor y equilibrar el organismo.
– Podremos neutralizar malos hábitos y ansiedades con la comida, mejorando el sistema digestivo, fortaleciendo el bazo y el páncreas.
– Disfrutaremos mejor la vida, nos sentiremos más fuertes, equilibrados y de mejor humor.
Por JOSEP MASDEU BRUFAL, Naturópata-