No somos los más pobres, sí los más desiguales
En América Latina los ricos ingresan 16 veces más ganancias que los pobres, lo que equivale a decir que si usted se embolsa mensualmente 10 mil córdobas en Nicaragua, los privilegiados devengarán 160 mil o más en el mismo periodo.
El ministro dominicano de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, aseguró este lunes que América Latina “no es la región más pobre del planeta, pero sí la más desigual”, y abogó por políticas de lucha contra la desigualdad como medio para lograr la cohesión social.
Indicó que mientras en países como España el 20% más rico de los habitantes percibe cinco veces más ingresos que el 20% más pobre, en la región latinoamericana los más ricos ingresan 16 veces más recursos que los más pobres.
Montás intervino en Santo Domingo en el acto de apertura del foro Ágora Dominicana, un espacio de reflexión y debate sobre el liderazgo para la cohesión social, donde destacó la necesidad de combatir la desigualdad, uno de los principales frenos al desarrollo.
“No es posible pensar en una sociedad cohesionada con altos niveles de pobreza y con altos niveles de desigualdad”, señaló el ministro, quien citó como ejemplo el caso de Chile, donde no se han logrado grandes avances en la reducción de la desigualdad pese a que la pobreza cayó del 43 al 13% entre 1990 y 2000.
El ministro subrayó la importancia de aplicar políticas sociales como las desplegadas en Europa, como base del Estado del Bienestar.
La región latinoamericana necesita políticas públicas “que garanticen que nuestras sociedades dejen de ser sociedades de excluidos”, aseguró.
En el acto de apertura de Ágora Dominicana intervino también el ministro español de educación, Ángel Gabilondo, quien abogó por la igualdad de oportunidades y derechos en la sociedad actual, y por instituciones justas, fuertes, abiertas y participativas.
El ministro resaltó el papel que, en este contexto, ha de tener el ciudadano como parte esencial de la sociedad y aseguró que “donde hay un ciudadano crece verdaderamente el país”.
Gabilondo defendió la inversión en educación como “la mejor política social y económica”, en especial en tiempos como los actuales, en los que se vive una crisis de orden económico, pero también de valores y de convicciones.
“Invertir en educación es caro, pero no invertir en educación es carísimo”, apostilló.