Mercenarios colombianos en Emiratos Árabes
Los Emiratos Árabes Unidos cuentan desde hace cinco años con un ejército secreto de mercenarios colombianos formado en el desierto en Yemen, donde Abu Dabi libra una guerra subsidiaria contra Irán.
Unos 1.800 soldados latinoamericanos se encuentran destinados en una base militar de Emiratos Árabes Unidos (Ciudad Militar de Zayed). 450 de ellos –colombianos en su mayoría, aunque también hay panameños, chilenos y salvadoreños– han sido enviados a participar a la guerra civil en Yemen, en la que están involucrados por interposición Irán, EE.UU., Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, informa ‘The New York Times’.
Inicialmente este ejército privado emiratí empezó a formarse bajo supervisión del estadounidense Erik Prince, exdirector general de la firma militar privada Blackwater. Pero desde el año 2000 el proyecto es dirigido por los militares de los Emiratos Árabes.
Los exempleados de Blackwater confiesan que a la hora de contratar colombianos u otros soldados de cualquier parte del mundo, siempre tuvieron que cumplir con una regla estricta: nunca contratar musulmanes. Según la advertencia de Erik Prince, los musulmanes no deben matar a otros musulmanes.
Las autoridades emiratíes han mostrado predilección a la hora de contratar a colombianos porque su profesionalidad se considera probada en la guerra contra las FARC en Colombia. La misión exacta de los colombianos en Yemen no está clara.
No solo el despliegue de los mercenarios contratados por los Emiratos Árabes Unidos debe mantenerse en secreto, sino también su mera presencia en el país, que nunca ha sido confirmada por las autoridades.
De acuerdo con ‘The New York Times’, podríamos hallar más ejemplos de este tipo en el futuro próximo.
Las naciones árabes ricas y, de forma particular, Emiratos Árabes, Arabia Saudita y Catar, defienden una estrategia exterior más agresiva en los últimos años en todo Oriente Medio. Al participar en los conflictos de Yemen, Libia o Siria tratan de poner freno a la inestabilidad provocada por las revoluciones árabes. Para ello necesitan combatientes profesionales dado que la población en general tiene poco interés por realizar el servicio militar.
Con su apuesta por los mercenarios en Irak y Afganistán, EE.UU. consagró la globalización de la industria militar privada.