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El crédito petrolero y la estabilidad macroeconómica de Nicaragua en 2016

pdvsa* Economista aclara que Venezuela no le regala petróleo a Nicaragua y que en el caso hipotético de que suspendan el crédito, significaría una leve afectación a la estabilidad macroeconómica del país y bastante fácil de superar

Néstor Avendaño*

La economía venezolana está en una crítica situación económica al finalizar el año de 2015, con una caída de 10% del Producto Interno Bruto (PIB) Real, una tasa de inflación anual de 160%, un severo desabastecimiento de bienes de consumo básico y una escasez de divisas que será mayor en 2016 por el continuo desplome de los precios internacionales del petróleo que persistirá en el transcurso del próximo año. Al cierre del viernes 11 de diciembre de este año, el precio del barril de crudo WTI, de referencia para Latinoamérica, se cotizó a US$36.26, y el precio del barril de crudo venezolano reflejó un promedio semanal de US$31.24.

Sin economía no hay nada. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) perdió las elecciones y entregó el poder en 1990 por efectos de la guerra y el caos económico, reflejado principalmente en la cuarta hiperinflación del mundo en el siglo XX, el desabastecimiento de productos de consumo básico y los grandes déficit fiscal y en cuenta corriente de la balanza de pagos. En Venezuela, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) perdió las elecciones legislativas por la crítica situación económica.

Con la mayoría calificada que tiene la oposición venezolana en el Poder Legislativo de Venezuela al ocupar 112 escaños, es de esperar que proceda a revisar la cooperación de PETROCARIBE que se registra en el presupuesto nacional de Venezuela, por lo cual es muy probable que den inicio a la revisión de los términos financieros de dicho crédito.

En el caso de Nicaragua, cuando el precio del barril de crudo WTI bajo de US$103.59 en junio de 2014 a US$50.80 en febrero de 2015, sólo se modificó el porcentaje de la factura sujeto a crédito, el cual disminuyó de 50% a 40%, y se mantuvieron sin variación el plazo de 23 años más 2 años de gracia y la tasa de interés muy concesional de 2% anual.

De acuerdo con datos oficiales del Banco Central de Nicaragua (BCN), desde el año de 2007 hasta junio de 2015 el monto total de la cooperación petrolera concedida por Venezuela a Nicaragua asciende a US$3,211.6 millones. Desde 2010 se publica el uso de dichos recursos que suman US$2,612.0 millones, de los cuales el 37.7%, o sea, US$969.7 millones, ha sido destinado a proyectos sociales y el 63.3%, es decir, US$1,652.3 millones, ha financiado proyectos productivos. Por otro lado, en ese mismo período la inversión extranjera directa de Venezuela en Nicaragua suma US$836.1 millones, correspondiendo US$369.6 millones a la Refinería “Supremo Sueño de Bolívar” y US$438.3, a las plantas termoeléctricas.

A Nicaragua no le regalan el petróleo, dada la advertencia de “No más petróleo regalado” expresada por el líder de la oposición de Venezuela, Henrique Capriles. Como esa deuda petrolera en Nicaragua no es pública y no se paga con nuestros impuestos, sino que es privada y es pagada por los consumidores de combustibles líquidos en el país, el BCN no publica el saldo adeudado a Venezuela y los pagos de amortizaciones e intereses que ALBANISA ha realizado desde el año de 2007.

Por consiguiente, los legisladores opositores de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) podrían levantar la discusión sobre la transparencia en la administración de este crédito, tomando en cuenta que una empresa estatal venezolana, PDVSA, es dueña principal de una empresa privada radicada en Nicaragua, ALBANISA, que administra dicho crédito desde hace casi ocho años.

En la actualidad, no hay manera para sustituir una deuda externa muy concesional con otra similar en términos financieros, peor aún en un momento en que el dinero en el mercado financiero internacional se vuelve más escaso y más caro como resultado de la decisión del banco central de Estados Unidos (Fed) de comenzar a elevar gradualmente su tasa de interés, que se ubica en el rango de 0% a 0.25% desde diciembre de 2008.

También se debe reconocer que el crédito petrolero venezolano ha facilitado en parte la estabilidad macroeconómica del país al proteger la posición de las reservas internacionales oficiales del país, de tal manera que al 30 de noviembre del año en curso las reservas internacionales brutas en las arcas del BCN equivalen a 2.43 veces la base monetaria y a 4.96 meses de importaciones de bienes CIF y, además, se observa una política fiscal sólida y prudente, con un déficit fiscal aproximado a 1.5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2015.

Para enfrentar riesgos sobre este convenio petrolero derivados de alguna decisión política venezolana, una alternativa que considero inviable en un momento político para elegir al presidente y vicepresidente de la República y a los diputados de la Asamblea Nacional y del Parlamento centroamericano, es que Nicaragua vuelva a suscribir un acuerdo económico con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo un préstamo stand-by, con el objetivo de buscar divisas líquidas de libre disponibilidad para apoyo de la balanza de pagos y, de parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y probablemente del Banco Mundial (BM), divisas líquidas de libre disponibilidad para apoyo presupuestario. Esto tiene el costo político del cumplimiento de condicionalidades de reforma estructural pendientes, entre las que se distinguen rápidamente la adopción de una política de tipo de cambio basada en un sistema de bandas cambiarias y el aumento de la productividad de los empleados en el sector público.

Otra alternativa es que el ministro de Hacienda y Crédito Público Finanzas (MHCP), Iván Acosta, y el presidente del BCN, Ovidio Reyes, viajen al exterior en búsqueda de inversionistas financieros para colocar bonos soberanos y obtener al menos US$250 millones. Se observan dos inconvenientes con esta alternativa: primero, aunque Moody´s Investor mejoró en este año la clasificación de la deuda soberana de B3 a B2, los bonos del Tesoro de la República continúan siendo muy especulativos, por lo cual el riesgo de adquirirlos continúa siendo alto y los inversionistas financieros cobrarían una tasa de interés superior a la del mercado, lo cual no conviene al país; segundo, el momento económico mundial no es propicio para contratar deuda soberana, porque el dinero en el mercado financiero internacional se está volviendo más escaso y más caro por la subida de la tasa de interés de la Fed.

Una tercera alternativa, que siempre se ha aplicado en Nicaragua para enfrentar una débil posición de las reservas internacionales oficiales del país, es la compra de dólares que puede realizar, por ley, el BCN en la mesa de cambios. El sistema bancario comercial dispone de una excesiva liquidez en dólares estadounidenses, pero habría que tomar en cuenta la restricción de los depósitos de ALBANISA en moneda extranjera, principalmente en dos bancos comerciales nicaragüenses. El BCN ofrecería a los grupos financieros locales Letras Estandarizadas con el fin de evitar una expansión de córdobas circulando en el mercado por la compra de dólares y, además, reducir mayores presiones inflacionarias, pero debería garantizar el establecimiento de plazos al menos de 1 año y de una tasa de interés apropiada –actualmente es 4.5% para las colocaciones competitivas de Letras Estandarizadas a 1 año plazo-.

No es catastrófico el efecto de la revisión de los préstamos de PETROCARIBE para Nicaragua, que realizará la nueva mayoría absoluta de la Asamblea Nacional de Venezuela. El caso hipotético de que Venezuela suspenda el crédito petrolero en 2016, el cual no es realista, significaría una leve afectación a la estabilidad macroeconómica del país y bastante fácil de superar, porque el crédito que dejaría de recibir ALBANISA en 2016 significaría 0.23 veces la base monetaria o 15 días de importaciones de bienes CIF, con el supuesto de que ALBANISA esté pagando el 60% de la factura de cada embarque de hidrocarburos en un plazo máximo de tres meses después de haber sido recibido el embarque (ese porcentaje podría ser mayor el próximo año por la caída actual del precio del crudo), tal como lo estipula el actual convenio petrolero.

*Economista. Tomado de su blog.

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