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Trauma craneal: frecuente causa de muerte en Nicaragua

Dr. Vicente de la Cruz Maltez Montiel, médico internista.

Dr. Vicente de la Cruz Maltez Montiel, médico internista.

Dr. Vicente Maltez Montiel*

* En estos primeros veinte días del año 2016 se han producido 50 fallecimientos, víctimas de accidentes de tránsito en nuestras vías públicas. Más de la mitad de los decesos corresponden a motociclistas y la causa de su muerte suele ser un Traumatismo Craneoencefálico (TCE).

Por ejemplo, el pasado fin de semana seis personas fallecieron en estas circunstancias cuando se movilizaban en motos y dos de ellas en bicicletas.

Los traumatismos craneoencefálicos se están convirtiendo en nuestro país en el boleto de salida de esta vida, como quedó confirmado en la mayoría de las 600 personas que fallecieron el pasado año en Nicaragua.

El Traumatismo craneoencefálico (TCE) o “golpe en la cabeza” es la alteración de la función cerebral que resulta como consecuencia del efecto de una fuerza traumática externa, que ocasiona daño físico en el encéfalo y es potencialmente letal.

Las formas que se producen los TCE es cuando la cabeza es golpeada por un objeto o la cabeza golpea el objeto, el cerebro es sometido a un movimiento de aceleración y desaceleración (por ejemplo hacía adelante y atrás, todo ello bruscamente), efecto de onda expansiva, caídas de alturas, colisiones como las que se dan en el transporte motorizado o en los deportes de contacto y cuerpo extraño que penetra en el cráneo.

La importancia médico-social de los TCE deriva en:

• Grave problema de salud pública por ser causa frecuente de muerte y discapacidad en gente joven. A nivel mundial, tanto en países desarrollados como subdesarrollados, los accidentes de tránsito son la primera causa y las caídas lo más común en personas mayores de 65 años. En Estados Unidos se producen anualmente 1.6 millones de TCE de los cuales 800 mil reciben tratamiento ambulatorio y 270 mil son hospitalizados. Las secuelas que se contabilizan son de 52,000 fallecidos y 80,000 discapacitados neurológicos.
• Mientras en España se dan 200 casos de TCE por 100,000 habitantes, esta tasa es de 322/100,000 habitantes en la Argentina.
• Un estudio realizado en Buenos Aires reportó que los TCE, según su intensidad, fueron 93% leves, 4% moderados y 3% graves.
• Más del 50% de los lesionados por TCE presenta traumatismos en otra región, es decir, son POLITRAUMATIZADOS. Por orden de frecuencia, se detectan afectados los miembros, el tórax, abdomen, cara, región genitourinaria y columna vertebral/médula espinal.
• Del estudio de los casos producidos por accidentes de vehículos, el 73% fue TCE severo y de acuerdo al origen del evento, se distribuyeron de la siguiente manera: 53% accidentes de automóvil, 22% accidentes de motocicleta y 3% atropellados.
• Es muy importante destacar que los accidentes laborales aportan hasta un 19% de los TCE. Los deportes de contacto como artes marciales y el fútbol americano aportan su cuota, ésta última disciplina deportiva ha generado recientemente la película “Concussion”, protagonizada por Will Smith.
• Menos del 10% se produce por armas de fuego.
• Predomina el sexo masculino dentro de los afectados, con una relación con respecto a las mujeres de 3:2 (tres varones y dos mujeres), siendo el grupo de edad más afectado el que se sitúa entre 15-30 años.
• Sin dejar de mencionar su impacto económico.

¿Qué pasa cuando en el cerebro cuando se produce un TCE?

El daño cerebral es el resultado de fuerzas externas que son de dos tipos: de contacto y de inercia.

Las fuerzas de contacto pueden causar lesiones focales tipo fracturas, contusiones y hematomas epidurales o subdurales.

Cuando la inercia actúam causa aceleración por rotación o traslación, es el caso del llamado “Síndrome del latigazo” que se experimenta cuando colisionan la parte trasera del vehículo y el conductor, en especial el que no usa cinturón de seguridad, se va hacia adelante y atrás de forma súbita.

Apreciamos dos fases en el daño del tejido cerebral.

a) Daño primario:
Que es inmediato y no puede prevenirse y si es grave puede ser mortal. Lo más importante aquí es la educación preventiva Hay dos tipos, el traumatismo craneal cerrado y el penetrante. Encontramos los siguientes hallazgos.

Cuero cabelludo lacerado, fracturas craneales, contusiones y laceraciones del cerebro, daños en los vasos sanguíneos del cerebro y presencia de hemorragia intracerebral. Daño primario también significa daño del tejido cerebral o lesión axonal difusa, que puede asociarse o no con lesiones del cuerpo calloso, nervios craneales o el tronco cerebral.

b) Daño secundario:
La lesión cerebral secundaria pudiera decirse que comienza al mismo tiempo que la primaria, y su importancia radica en que va a ser la principal causa de muerte del lesionado por TCE dentro del hospital. Un conjunto de sucesos se va a producir en forma de cascada o de forma simultánea y comienza con la inflamación cerebral (edema cerebral ), que conlleva aumento de la presión intracerebral que no permite expandirse por la dureza ósea del cráneo y por tanto esto conduce a:
• Isquemia o falta de sangre en las neuronas.
• Mal funcionamiento y muerte de las neuronas.
• Hipoxia o falta de oxígeno.
• Presencia de radicales libres.
• Alteraciones de la temperatura y de los minerales (iones).
• Embolismo graso.
• Infección.

Todo este conjunto de factores negativos van a producir gravísimas repercusiones en todo el cuerpo, como fiebre alta y persistente (pirexia central), convulsiones persistentes, dificultad para respirar, diabetes insípida y síndrome de pérdida de sal del cerebro. La mortalidad en estos casos es elevadísima y se va a incrementar después de que son sometidos a procedimientos neuroquirúrgicos.

Las consecuencias del malfuncionamiento del cerebro que se derivan de un TCE leve a moderado son:

1. Pérdida o disminución del nivel de conciencia.
2. Pérdida de la memoria: retrógrada o anterógrada, es decir, la memoria tardía y reciente respectivamente.
3. Secuelas neurológicas en forma de déficits:
• Astenias físicas o mentales o ambas.
• Trastornos del equilibrio, visuales o de la conducta.
• Plejîa o paresias. (pérdida de la movilidad completa o parcial).
• Pérdida sensitiva.
• Dispraxia con o sin paresìa o plejìa.
• Afasia: no comprende, o comprende y no puede responder o ambas a la vez.
4. Alteraciones del estado mental: confusión, desorientación, pensamiento lento.
5. Otras evidencias de daño cerebral que requieran estudios especiales.

La mayoría de los pacientes con TCE no requieren hospitalización, pero cuando se detecta cualquiera de los siguientes signos de alarma, conviene llevar al lesionado a una unidad de salud, de preferencia a una que disponga de neurocirujanos(unidad neuroquirúrgica). Estos síntomas son:
• Sangrado en cualquier parte de la cabeza o salida de líquido blanquecino por los oídos.
• Cefaleas.
• Pérdida de la conciencia o no recuperación de la conciencia.
• Dificultades para respirar o “parálisis “de la respiración (apnea).
• Confusión.
• Pérdida del equilibrio.
• Lenguaje enrededado.
• Convulsiones.
• Vómitos.
• Mareos.
• Somnolencia.
• Cambios de la conducta.
• Rigidez del cuello.
• En menores de edad son signos de alarma el llanto persistente, no querer comer, abultamiento de la fontanela o “mollera” y vómitos repetidos.

Todo TCE se considera un cuadro clínico grave y potencialmente letal, por lo cual se atienden en las Unidades de cuidados intensivos, y en hospitales más desarrollados disponen de unidades especiales neruroquirúrgicas.

A todos estos pacientes se les deben realizar estudios con imágenes diagnósticas como tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, además de otros exámenes generales.

El tratamiento de estos casos es de tipo médico-quirúrgico y lo jerarquizan los neurocirujanos por que no se descarta la posibilidad de una cirugía salvadora, Incluso como primera medida al llegar al hospital.

En base a todos estos factores, debemos promover una cultura de responsabilidad por la vida propia y de quienes nos rodean. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL TIENEN UN COMPROMISO INELUDIBLE AL RESPECTO.

(*) ESPECIALISTA EN MEDICINA INTERNA Y QUÍMICO-FARMACÉUTICO.
TELEF: 8854 7884.
NUEVA DIRECCIÓN: CLÍNICA DE ALTA ESPECIALIDAD DAVINCCI, EN LOS ROBLES,
DE DONDE FUE EL CHAMÁN 75 VARAS AL SUR. Managua.
TELÉFONOS PARA CITAS: 2278-4033/ 2252-4291.

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