Rubén Darío: ¿genio verbal solamente?
Se cumplirá el 6 de febrero otro aniversario de la muerte del genial poeta nicaragüense Félix Rubén Darío García Sarmiento, más conocido como Rubén Darío, quien renovó toda la literatura española y la sacó del estancamiento y el retoricismo en que había caído a fines del siglo diecinueve.
Pío Baroja dijo que Darío “solo tenía genio verbal”, sin ver que a pesar de su intención casi despectiva, le atribuía mucho, más que todo lo que tenían sus contemporáneos, incluido el propio Baroja.
“Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal”, dijo Rubén Darío.
Los críticos de su época eran muy sensibles a la armonía verbal, pero mucho menos para la melodía ideal, que no advirtieron sino mucho después y aceptaron resignados al poeta, como a quien viene a destruir desde afuera el edificio clausurado donde vivían.
Ellos no repararon sino en la armonía verbal, que fue la que motivó la opinión de Baroja. No vieron la “melodía ideal”, anterior y superior a las palabras, que Darío revelaba.
Darío fue hispanista y afrancesado, indigenista y europeizante, pero en la superficie. Por debajo estaba su capacidad incomparable para crear el milagro de la belleza.
Nació en la humilde Metapa de Nicaragua. Fue corresponsal del diario “La Nación” de Buenos Aires y convertido luego en figura nacional nicaragüense viajó luego a Europa por el cuarto centenario de la llegada de los españoles a América.
En la cima de su popularidad y capacidad creativa, sus obras fueron traducidas a varios idiomas y alcanzaron gran difusión. Fue considerado por entonces a la altura de poetas insignes como Garcilaso de la Vega o Lope.
Tras ejercer el consulado de Nicaragua en España, cargo que dejó debido a un golpe de estado en su país, en 1915 hizo crisis su afición al alcohol, pero a pesar de sus viajes e intentos de curación no logró superar la adicción.
Tras regresar a Nicaragua, falleció en 1916 posiblemente de cirrosis hepática.
El poeta francés Paul Verlaine tuvo un lugar destacado en las preferencias de Darío. A él le dedicó un “responso” en que se suma el genio verbal a la melodía ideal y se advierte qué significaba el poeta con su idea de que cada palabra tiene un alma. La riqueza de vocabulario se une a un despliegue de virtuosismo totalmente novedoso por entonces en castellano y pocas veces igualado antes en cualquier idioma.
Responso a Verlaine
Padre y maestro mágico, liróforo celeste
que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
diste tu acento encantador;
¡Panida! Pan tú mismo, que coros condujiste
hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,
¡al son del sistro y del tambor!
Que tu sepulcro cubra de flores Primavera,
que se humedezca el áspero hocico de la fiera
de amor si pasa por allí;
que el fúnebre recinto visite Pan bicorne;
que de sangrientas rosas el fresco abril te adorne
y de claveles de rubí.
Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo,
ahuyenten la negrura del pájaro protervo
el dulce canto de cristal
que Filomela vierta sobre tus tristes huesos,
o la armonía dulce de risas y de besos
del culto oculto y florestal.
Que púberes canéforas te ofrenden el acanto,
que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto,
sino rocío, vino, miel:
Que el pámpano allí brote, las flores de Citeres,
¡y que se escuchen vagos suspiros de mujeres
bajo un simbólico laurel!
Que si un pastor su pífano bajo el frescor del haya,
en amorosos días, como en Virgilio, ensaya,
tu nombre ponga en la canción;
y que la virgen náyade, cuando ese nombre escuche
con ansias y temores entre las linfas luche,
llena de miedo y de pasión.
De noche, en la montaña, en la negra montaña
de las Visiones, pase gigante sombra extraña,
sombra de un Sátiro espectral;
que ella al centauro adusto con su grandeza asuste;
de una extrahumana flauta la melodía ajuste
a la armonía sideral.
Y huya el tropel equino por la montaña vasta;
tu rostro de ultratumba bañe la Luna casta
de compasiva y blanca luz;
y el Sátiro contemple sobre un lejano monte
una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
¡y un resplandor sobre la cruz!