Filtro de agua nicaragüense a prueba en Venezuela
Venezuela realiza pruebas con un filtro casero de agua fabricado con barro y otros materiales en Nicaragua, a fin de abastecer los hogares de Pacheco, en la región de Altos Mirandinos, donde se abastecen de un pequeño manantial.
A través del estudio de materiales antibacteriales, el personal del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, potencia el diseño del filtro de agua casero fabricado por la organización no gubernamental Ceramistas por la Paz.
«Queremos adaptarlo a la realidad venezolana usando materiales y tecnología propia», explicó la investigadora del IVIC, Ángela Sifontes.
La iniciativa nicaragüense tomó como modelo las prácticas precoloniales para manejo del agua, gracias al puertorriqueño Ron Rivera, quien fundó la primera fábrica en Nicaragua y de ahí la extendió a varias regiones del mundo.
El filtro, que consta de una vasija de barro, fue mejorado hasta convertirse en solución de tratamiento y almacenamiento del líquido a escala familiar en Nicaragua, reduciendo las posibilidades de enfermedades por bacterias o exposición prolongada a metales y minerales.
Mejorar la porosidad de la arcilla con la que se elabora la vasija y desarrollar nanopartículas encargadas de eliminar las bacterias del agua, son parte de la investigación en Venezuela.
El proyecto inició con la evaluación del funcionamiento del filtro nicaragüense, la realización de pruebas físico-químicas del material cerámico para medir su resistencia y el estudio de la composición microbiológica del agua que surte a la población de Pacheco, en Altos Mirandinos, elegida para examinar las capacidades de la herramienta.
Un pequeño manantial es la única fuente de agua para las 440 familias de Pacheco. Las evaluaciones arrojaron que el agua es rica en magnesio y calcio, lo que pudiese estar asociado a enfermedades renales denunciadas por sus habitantes. El proyecto está aprobado por el Consejo Comunal Paula Monroy de Pacheco.
Como parte de los cambios que optimizarán el filtro, se evalúa emplear metodologías verdes para sintetizar nanopartículas antibacteriales, a través de extractos vegetales.
Al estar listo para cumplir su función, el filtro deberá superar la prueba final: el uso en la comunidad de Pacheco. La experiencia permitirá evaluar las capacidades y elaborar un informe técnico a fin de poder replicarla en otras poblaciones.
En Nicaragua la pieza para filtrar tiene forma de macetera y las personas la utilizan como una tinaja a la que llaman “Filtrón”, según su nombre comercial.
Sus promotores aseguran que supera a los filtros lentos de arena, así como a otros sistemas de filtrado, debido a que estos solo aclaran el agua. “Filtrón”, además de esta función, inactiva bacterias.
Supera además al agua embotellada, al considerar los altos costos y las fuentes dudosas de dichos productos.
“Filtrón” asegura al usuario la calidad de filtración por el tiempo de filtrado y por vigilar el proceso. Es además, de bajo costo. El elemento filtrante puede ser fabricado por ceramistas locales, con materiales locales, en condiciones que no requieren electricidad, ni tecnologías de alto nivel.
Está hecho de una mezcla de 50% de barro rojo y 50% de aserrín, u otro material orgánico similar, como cascarilla de arroz o cascarilla de café, según la producción local. A esta mezcla se añade agua y se coloca dentro de un molde que es prensado por un gato para cambiar llantas de camión, también de fácil adquisición.
La ONG comenzó fabricando las cerámicas o Filtrón en Nicaragua, desde donde han expandido su conocimiento a todo el mundo. Ceramistas Por La Paz contacta con otras organizaciones como Cruz Roja, Médicos del Mundo o Intermón Oxfam para que les proporcionen los desplazamientos, y así poder enseñar a los alfareros locales a realizar el Filtrón y a instalar la fábrica.