La película imposible sobre Facundo Cabral
Urgente24
La película que contaría la vida de Facundo Cabral comenzó a planificarse en vida del asesinado cantautor. Supuestamente en 2006 hubo un acuerdo entre el argentino y un entusiasta emprendedor colombiano que una década después no ha conseguido nada, pero acumuló inversionistas desencantados. Él jura que este año ocurrirá el despegue del proyecto pero ya cuesta mucho creerle.
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En el principio, allá en La Plata, él fue Rodolfo Enrique Cabral Camiñas. Después fue el Indio Gasparino. Más tarde fue Facundo Cabral, hasta que lo mataron, muy lejos, en Guatemala, el 09/07/2011, cuando tenía 74 años y 2 noches, antes había estremecido el escenario del Teatro Roma de Xela, tanto como 10 años antes.
Alejandra Inzunza y José Luis Pardo contaron, en la revista El Gatopardo, que aquella noche él, se despidió como si anticipándose a la tragedia: «Gracias por la amistad de tantos años. Sepan que fueron una parte importante de mi felicidad. Sepan que los voy a llevar en mi corazón hasta el momento final.» Le quedaban 7 horas de vida. Sería acribillado camino al aeropuerto de la ciudad de Guatemala, donde quería llegar para abordar un avión que lo llevara a Managua, donde seguiría la gira que debía finalizar en su casa, la habitación 509 del Suipacha Suites, en Ciudad de Buenos Aires.
Curiosidad: las 25 balas eran para el empresario nicaragüense Henry Fariñas, un conocido de Cabral y admirador, quien iba al volante del Range Rover blanco. Pero 3 municiones se desviaron hacia Facundo y lo liquidaron. ¿Qué pasó con los guardaespaldas de Fariñas que iban en un Chevrolet Tahoe que no anticiparon la encerrona?
Fariñas sobrevivió y señaló a Alejandro Jiménez como el autor intelectual del asesinato, para el que se usaron una camioneta BMW X5, con un tal Elgin Vargas al comando para ‘marcar’ el blanco y controlar el operativo, y otra Hyundai Santa Fe azul, que transportaba a los sicarios contratados para ejecutar el encargo, que unos dicen se tasó en US$5.000 y otros sostienen que fue US$10.000, en cualquier caso ejecutado en 17 segundos.
El relato agrega que el supuesto narcotraficante Jiménez había intentado que Fariñas le cediera el Elite Night Club, de Managua, la capital de Nicaragua, para resarcirse de cierta deuda que decía que Fariñas mantenía con él. Jiménez no había tenido éxito y estaba furioso.
Según el teniente José León Gadea y el inspector Pedro Manuel Sánchez, de la policía de Nicaragua, quienes seguían a Jiménez, Fariñas había integrado la red que lideraban el ex policia mexicano Gabriel Maldonado Siller, el colombiano Francisco García, alias ‘El Fresa’, y el citado Jiménez, alias ‘el Palidejo’, que se llamaba Los Charros.
O sea que Fariñas y Jiménez fueron socios, y Cabral no tenía ni idea de lo que ocurría entre Guatemala, Managua y San José de Costa Rica. Tampoco lo sabía su representante, David Llanos.
Los investigadores afirman que Fariñas aprovechó el desbande de las detenciones de Maldonado Siller y García para robar mercancía y ponerse por su cuenta. ‘El Palidejo’ decidió reclamarle primero, y vengarse después. Pero su sicario asesinó a Cabral…
Fariñas fue condenado a 30 años de prisión por tráfico de drogas, lavado de dinero y crimen organizado.
Lo de Jiménez es más complejo a causa del asesinato de Cabral. Aún no tiene condena aunque él se encuentra en prisión.
Aparece otra paradoja: Cabral, el asesinado, era profundamente creyente en un Dios muy presente; y Jiménez, responsable de su muerte, estudió en el Colegio Claretiano (Alajuela, Costa Rica), leía la Biblia, era estudiante promedio, nada agresivo, ni mal hablado, ni vicioso, a quien llamaba ‘el Chavo’ y egresó en 1991…. Entonces él cambió y se reconvirtió en el personaje que montaba una Hummer, tenía un bunker en una quinta llamada El Retiro, y había ‘lavado’ US$ 2 millones: falsificador de placas de taxis y licencias falsas, duplicador de tarjetas de crédito, convicto en la cárcel de La Reforma (cerca de San José), más tarde narco.
Hoy día él se encuentra recluido en una celda de 4 por 4 en la prisión de Fraijanes 2, en las afueras de Ciudad de Guatemala. Tuvo que ser trasladado de cárcel, debido a las amenazas de muerte de otros. Él vive aislado y recibe alguna que otra visita cada 22 días.
Luego del asesinato de Cabral, Jiménez estuvo 8 meses escondido en Panamá, protegido por otros narcotraficantes. Lo detuvieron cuando se aventuró más allá de ese territorio, en la Bahía de Solano, en el departamento del Chocó, Colombia.
Personaje casi increíble Facundo Cabral. Y todos los acontecimientos que lo acompañaron aún en su muerte, también resultan llamativos.
Para probar lo que se dice, aquí algunas confesiones de una muy larga entrevista a Facundo Cabral que le hizo Ariel Magnus, también para El Gatopardo, como para recordar al personaje:
> «Sara, mi madre, me anotó cuando yo tenía siete u ocho años. Ella creía que yo había nacido en el 37 y hacia finales de mayo. Por eso cuando me preguntan de qué signo soy les digo que le vayan a consultar a mi vieja.»
> «Hace poco estaba cruzando una plaza de Buenos Aires y una señora se quedó mirándome como si viera un fantasma. Me dijo: ¿Usted fue Facundo Cabral? Yo pensé que hacía años que se había muerto. Qué jodido se lo ve.»
> «Me va llegando la hora, y la idea es terminar mis días como los viví: en un hotel y entre libros.»
> «Mi madre me decía Facundo, pero me anotó como Rodolfo, el nombre de mi padre, porque en esa época los nombres de los caudillos como Facundo Quiroga estaban prohibidos.»
> «Yo tenía lo que en esa época se llamaba debilidad mental. Los médicos le dijeron a mi madre que no se hiciera muchas expectativas porque iba a ser muy difícil que alguna vez su hijo pudiera hacer un trabajo intelectual o responsable. Tengo muy presente la respuesta de mi madre: «No importa, con lo que haya vamos a hacer lo máximo».»
> «Era el año ’46, Perón recién había subido y yo había escuchado que daba trabajo. Por eso me fui a Buenos Aires a pedírselo. Cuando llegué, en la estación de trenes de Constitución le pregunto a un tipo dónde podía hablar con el presidente Perón. Entonces el tipo me dice: «Es fácil, ¿ves esta avenida grande? Es la 9 de Julio. Vos seguí derecho y doblas en la Avenida de Mayo. Caminas unas cinco cuadras y llegas a una plaza, ahí vas a ver una casa pintada de rosado». Yo ya me iba cuando el tipo me paró. Se dio cuenta de que me lo había tomado en serio. «Es difícil que te atienda, los presidentes son personas muy ocupadas». Entonces me explicó que Perón iba a ir a un Te Deum en la catedral de La Plata al otro día. Dejó el negocio para comprarme un pasaje, un sándwich y una cosa que se llamaba Bidú Cola.»
> «Dormí en la vereda, cerca de la catedral. A la mañana empezó a llegar gente y gente. No terminaba nunca. Sólo volví a ver algo así en la India o en China. A eso de las doce apareció el auto. Tengo la imagen acá, como una película. Era una escena para Visconti. Dobla el auto descapotable. Atrás, de pie y a la derecha, iba Perón, y Evita a su lado, saludando. Cuando el auto de Perón estuvo cerca pasé el cordón de seguridad y un policía me alcanzó, pero como Perón estaba saludando para ese lado le dijo que me soltara. Los autos en esa época tenían estribo, me subí y Perón me dice: «¿Querías hablar conmigo?».»
> «Cuando llegué, mi madre no lo podía creer. Me había dado por perdido y tres meses más tarde aparecí en avión y con una carta personal de Eva Perón ofreciéndole trabajo de celadora en una escuela de Tandil, al sur de la provincia de Buenos Aires.»
Magnus, el periodista, no se entretiene con el recuerdo y plantea una reflexión sobre Cabral: «A lo largo de una vida rica en reportajes Facundo contó varias veces esta historia, siempre de forma diferente. A veces el viaje hacia el sur era en tren, a veces Evita interviene más tarde y para llevar a su madre a la capital, a veces el padre los abandona cuando él ya tiene varios años, a veces el viaje no es desde la Patagonia sino desde el sur de la provincia de Buenos Aires, a veces su madre está con él. Como en el caso de las leyendas que conforman el folclore de una región, las versiones que Facundo da de su niñez coinciden en los temas centrales (el viaje iniciático, el niño de pueblo que llega a la gran ciudad, el amor filial por la madre) y en el hecho de que están bien contadas. Con eso basta para darlas por más o menos ciertas o ése es, en todo caso, el pacto que nos pide Facundo para entrar en su mundo, donde la mitomanía no es más que un recurso retórico y las contradicciones no deben distraernos de la moraleja. «Estoy cansado de la sinceridad, prefiero el ingenio», escribió alguna vez este gran fabulador. Como los metafísicos de Tlön, por momentos Facundo no parece buscar la verdad ni aun la verosimilitud sino el asombro. Y lo logra».
Por estas cuestiones es imprescindible que Cabral tenga o su película o una miniserie o un biopic televisivo, un Facundo para las masas.
No obstante, esto es un tema escabroso. En la Fiscalía General de Colombia hay 11 denuncias en contra del colombiano Ramier Ayala Cabrera, exvendedor de productos de Omnilife y un audaz en el negocio de la producción de películas, quien escribe y reescribe desde hace tiempo una película sobre Facundo Cabral.
De las denuncias, 9 de ellas ya fueron archivadas pero 2 están vigentes y van desde estafa hasta violación de derechos patrimoniales de autor.
Según Ayala, él conoció a Cabral en 2006, se hicieron amigos y se pactó la película, a cargo de su 1996 Films. Algunos inversionistas se encuentran molestos con Ayala porque dicen que 10 años antes invirtieron dinero y no se ha rodado ni la primera escena.
En verdad, en 2010 Cabral ya no confiaba en Ayala para concretar el proyecto. Pero parece que había firmado un contrato y luego lo mataron.
Pero en aquel 2010 Ayala decía haber contratado al español Imanol Uribe Bilbao para dirigir el largometraje, al guionista Ignacio del Moral, a Ricardo Wullicher como productor ejecutivo y a Marina Valentini como directora de producción.
Ayala Cabrera afirma contar con un contrato de cesión de derechos de autor para la producción de la película, firmado y autenticado por Facundo Cabral, y más de 40 horas de grabación donde Cabral cuenta las situaciones más importantes de su vida. Según él, en julio de 2016 se iniciará el rodaje, que esta vez va en serio, con la dirección del mexicano Carlos Bolado, quien dirigió «Solo Dios sabe» y fue nominado a un Oscar por la película documental Promises (2001).
Veremos veremos… y después lo sabremos.