Alegría religiosa, sufrimiento de mascotas
Siempre afirmaré, por convicción, creencia y principios, que el hombre en esencia no es malo, sino ignorante… no hace las cosas que hace por maldad, sino que es presa fácil de su propia ignorancia, lo que le lleva a cometer destinos y acciones sin premeditación ni alevosía…
Entre ellas, someter a un sufrimiento indecible a miles de millones de mascotas en el mundo al desatar la parafernalia de la cohetería con sus estruendosos juegos de luces pirotécnicas, con la excusa ya sea de creencias religiosas, festejo de victorias o aniversarios eventuales.
Creo que difícilmente la Virgen María estaría contenta de ver que sus feligreses, devotos y acólitos le rinden homenaje haciendo sufrir a las especies que nos brindan amor y compañía. Ni que hablar de Jesús en el supuesto aniversario de su nacimiento.
Ya eventos como fin de año o el festejo de victorias sean deportivas, políticas o gremiales, tampoco justifican ni se ennoblecen al desatar el infierno para las mascotas.
Me gustaría invitarlos a reflexionar, a pensar, a analizar, solo ubíquense en la mente, cabeza y sensaciones de un perro o un gato, por nombrar solo a las especies más comunes en los hogares, aunque esto vale para todos los animales ya sean domésticos o silvestres, con una sensibilidad auditiva que nosotros no conocemos ni sentiremos jamás, estar echados, tranquilos, ya sea dentro de la casa o en alguno de los patios, y de repente, a las 6 de la tarde se desata una parafernalia cohetera y pirotécnica inaudita e insólita que hace estallar Cielo y Tierra, convocando a gritar adorando a la Virgen. Bueno, ellos no tienen consciencia o conocimiento acerca de la Virgen, ni el propósito del escándalo. El susto para ellos es mayúsculo.
Los animales, seres sensibles como pocos, se afectan tanto que pueden hasta morir de la ansiedad y el susto, o mantener lesiones irreversibles como temblores, tics, estados de ansiedad incoercible, sufriendo realmente una tortura exagerada y dolorosa con el estruendo.
La ansiedad, el aumento de las frecuencias cardíacas y respiratorias, el esconderse bajo los muebles, el ponerse agresivos cuando queremos chinearlos para calmarlos, la desorbitación, preceden muchas veces al infarto o el paro cardíaco, con la muerte del animal.
Por suerte para nosotros, hay países que ya están adelantando sus leyes y su tecnología, como Italia, que acaba de prohibir los cohetes con estruendo, habilitando para los festejos únicamente cohetes que emitan juegos de luces, sin ruido.
Para prevenir, conviene encerrar previo al horario de mayor estruendo a nuestras mascotas en cuartos cerrados, oscuros, de ser posible aislados, o los aislamos colocando periódicos en las juntas de ventanas y puertas, y dándoles de ser posible un tranquilizante media hora antes del suceso.
¡Porque los animales nos importan, no a la cohetería!
Dr. Enrique Rimbaud
Decano Facultad de Ciencias Agrarias, UCC
Presidente Fundación A.Mar.Te.
Doctor en Medicina y Tecnología Veterinarias
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