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Trabajadoras sexuales que no huyen de la justicia… la ejercen

Yessenia Alston, trabajadora sexual de Nicaragua.

Yessenia Alston, trabajadora sexual de Nicaragua.

Elmer Rivas | niú.com.ni

Johana Sequeira pasó de ejercer el trabajo sexual en las calles y la clandestinidad de Managua, a colaborar con el sistema judicial nicaragüense. Ella es líder en la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles” y apela ante la ley por los derechos de la población en general.

Jamás imaginó estar en una Sala de Justicia siendo asesorada por magistrados, jueces y mucho menos que estrecharía manos con la máxima figura de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua. Nunca. Tiene 37 años y tres hijos, y hace 10 años comenzó a ejercer el trabajo sexual. Su vida cambió en 2011 cuando se integró a la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles”.

Como Johana existen otras 17 trabajadoras sexuales que fueron acreditadas como facilitadoras judiciales por la Corte Suprema de Justicia en 2015. Este es un hecho único en el mundo e inspiró la realización de un nuevo documental que lleva a la pantalla grande esta historia.

A Johana no le interesa lo que la gente piensa, sino lo que ella siente y la satisfacción que experimenta cuando puede ayudar a la gente como facilitadora judicial, especialmente a sus compañeras de gremio. Le basta que su familia la comprenda. Optó libremente por el trabajo sexual a pesar de los peligros que implicaba, y nada ha impedido que lleve una vida normal junto a sus hijos y su pareja.

Su paso por la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales ha sido una oportunidad para crecer y aprender sobre los derechos humanos. Además de contribuir con la justicia, colabora como promotora en la organización Casa Alianza, que vela por la prevención, atención y defensoría de sobrevivientes de violencia o adicciones. En 2016 participó en un diplomado sobre Desarrollo Humano en una universidad nacional y cuando recuerda sus logros confiesa nunca haber esperado estar donde ha llegado.

¿Qué hace una facilitadora judicial?

Las facilitadoras ofrecen asesoría en temas legales. También pueden mediar en conflictos leves para evitar que el sistema judicial se congestione con casos poco trascendentales. Han estudiado las leyes y recibido capacitaciones por expertos. Durante el primer año las facilitadoras atendieron 412 casos de la población, de ese total 102 fueron de mujeres trabajadoras sexuales, algo que las llena de orgullo porque consideran que están contribuyendo con la justicia y especialmente por el bien de sus compañeras.

Sin embargo, de las 18 trabajadoras sexuales acreditadas, por motivos económicos solamente seis están ejerciendo sus funciones. Es un trabajo voluntario y todos los gastos incurridos en dar seguimiento a un caso van por cuenta de las facilitadoras. No todas están en condiciones de asumir esos costos, asegura Johana Sequeira. Ella lo hace por el compromiso que las une como trabajadoras sexuales y la satisfacción de ayudar a los demás. Eso le es suficiente.

Yessenia Alston, también es facilitadora judicial activa. Contribuye a la justicia en una casa de mediación en Nindirí, Masaya. No recibir remuneración por ese trabajo no le preocupa y expresa que su motivación reside en el deseo que tiene de continuar aprendiendo. A sus 37 años no descarta la posibilidad de especializarse en abogacía.

“Ahora que somos facilitadoras judiciales podemos demandar derechos como es la regulación del trabajo sexual autónomo, el derecho a una salud integral, derecho a una vivienda digna, porque no todas las veces una trabajadora sexual, somos tomadas en cuenta”, asegura Yessenia.

El documental

Tras la incorporación de las trabajadoras sexuales al sistema judicial, la cineasta francesa residente en Nicaragua, Florence Jaugey, propuso a María Elena Dávila, presidenta de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles”, hacer un documental para contar al mundo este hecho histórico.

María Elena y su organización al principio dudaron en respaldar la iniciativa, según Juagey, por desconfiar en los medios que suelen dar una cobertura amarillista al tema, sin embargo, acordaron el apoyo al proyecto que fue ejecutado un año más tarde, una vez se consiguió el financiamiento.

“El documental sigue la labor de estas mujeres como facilitadoras judiciales en todas las mediaciones que van llevando a cabo, pero también las sigue en la lucha por el reconocimientos del trabajo sexual autónomo”, resalta Florence.

“Girasoles de Nicaragua”, fue filmado durante 40 días y registró 60 horas de archivo en vídeo para luego resumir esta historia en 80 minutos. El documental estará en cartelera a partir del jueves 26 de enero en la sala 9 de Cinemas Galerías.

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