Lago de lava podría fracturar faldas del volcán Masaya
Investigadores del Instituto de Geofísica (de la UNAM, México) asesoran al gobierno de Nicaragua en materia de vulcanología, pues el país centroamericano, a pesar de su pequeño territorio tiene una alta densidad de volcanes, con más de una docena y dos o tres de ellos activos al mismo tiempo.
Los vulcanólogos Hugo Delgado y Robin Campion trabajan en un proyecto con el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) para recomendar y hacer mediciones precisas de la emisión de gases proveniente de un lago de lava, un fenómeno singular que sólo existe en cinco o seis regiones del mundo y se da en el volcán Masaya, ubicado veinte kilómetros al sur de Managua.
Convenio de colaboración
“El Ineter es una institución con la que hemos tenido mucha relación académica desde 2002, de manera continua, particularmente en los temas vulcanológicos”, dijo Delgado.
“Hemos elaborado mapas de peligro volcánico, ayudado en algunas mediciones y, especialmente en épocas de crisis, hemos colaborado en el análisis de datos del monitoreo volcánico para tener un diagnóstico de la actividad eruptiva”, explicó.
Por ello, el Ineter desea un convenio de manera fija para que puedan coadyuvar en la realización de estudios y efectuar, de forma conjunta, actividades durante épocas de crisis.
“Son muy importantes este tipo de acuerdos, porque los trámites son prolongados, y en caso de urgencia se necesita la ayuda el mismo día. Tenemos que crear los mecanismos para proveer este apoyo en términos de diagnóstico y a veces de tipo instrumental con nuestros colegas, para tratar la atención de una crisis eruptiva”, abundó Delgado.
El científico se encuentra actualmente elaborando el convenio con las autoridades y espera que el documento esté listo este año. “Pero continuamos nuestra colaboración y en las próximas semanas se hará una visita en la que participará Robin Campion para efectuar una serie de mediciones de emisión de gases”, comentó.
Campion precisó que en Nicaragua los recursos para investigación son escasos, pero hacen monitoreo y reciben asesoría. “El nivel científico y técnico de la UNAM en vulcanología es avanzado, de manera que incluso desarrollamos instrumentos. Allá pueden tener emergencias al estar varios volcanes activos a la vez, lo que puede derivar en una erupción. Se requiere mucha atención en esos casos”, advirtió.
Lago de lava
En los primeros días de este mes, Campion visitará Managua para continuar esta colaboración. “Voy a medir el flujo de un gas llamado dióxido de azufre, que es un buen trazador de la desgasificación de magma; también voy a hacer mediciones de composición de la pluma que emite el volcán”.
Contó que en su viaje se centrará en el volcán Masaya donde, al inicio del año pasado, apareció un lago de lava.
“Es un fenómeno bastante raro, es como una superficie de lava incandescente siempre agitada por corrientes de convección y burbujas de gas. Es muy bello y extraño. Tiene sus peligros asociados: la emisión constante de grandes cantidades de gases y, a diferencia del Popocatépetl de México, el Masaya es muy bajito, y emite gases a 500 metros de altura, los cuales afectan a las poblaciones que están alrededor”, mencionó Campion.
Las personas en ese sitio pueden sufrir de enfermedad respiratoria; también se generan lluvias ácidas que dañan los cultivos y hay corrosión de la infraestructura, apuntó.
Un segundo peligro del lago de lava es a más largo plazo. “Sube tanto el nivel de esa materia que las faldas del volcán ya no pueden aguantar la presión del magma del lago y ésta abre una fractura en la estructura y se drena el agua. Todos los lagos de lava que ha habido en el mundo han dado lugar a este tipo de erupción”, señaló.
El drenaje del lago en flujo puede ser bastante rápido y es algo que siempre ha ocurrido en los de lava.
“Se piensa que mientras el lago se forma, los lagos de lava emiten mucho gas, que es indicador de la acumulación de aquélla en profundidad y se acumula en un volumen que va creciendo hasta que se fractura la ladera del volcán y puede drenarse el lago”, añadió.
Delgado detalló que el Masaya es un volcán grande. “Es una caldera que está a 10 kilómetros de la entrada a Managua y a 20 kilómetros del centro de esa capital, muy cerca de zonas densamente pobladas. Por ello, es esencial reconocer su actividad y una de las herramientas es con métodos que permiten medir la emisión de gases en forma remota”, remarcó.
Equipo portátil
El equipo portátil de los expertos comprende una cámara ultravioleta y un equipo multigás. La primera mide específicamente el dióxido de azufre y el segundo indica además de dióxido de carbono, ácido sulfhídrico y vapor de agua, que son los gases más abundantes en las plumas volcánicas.
“Combinando sus mediciones puede obtenerse un inventario de todos los gases que el volcán despide y con qué tasa de emisión”, indicó Campion.
Los expertos también usan burbujeadores, que permiten examinar el ácido clorhídrico y el ácido fluorhídrico, y juntando esto casi se tienen todos los gases que emite el volcán.
El análisis de multigás es inmediato, en tiempo real. Con los burbujeadores hay que efectuar trabajo de laboratorio para observar los compuestos porque se disuelven en la solución del burbujeador y luego esto se pasa en la cromatografía, en un fino trabajo de laboratorio.
“Repitiendo estas mediciones en el tiempo puede verse cómo evoluciona la desgasificación, si sigue o se está acabando la cantidad de magma. O al contrario, si hay nuevas inyecciones de magma más fresco, más rico en gas, más juvenil, que puede aumentar más al que está almacenado por debajo del volcán”, puntualizó Campion.
El lago de lava es un fenómeno que puede durar varios años. Hay mucho aporte de nuevo magma, y mediante la emisión de gases los geofísicos pueden saber por qué no aumenta el nivel del lago y si hay la posibilidad de que se eleve por ingreso de magma adicional.
Además, es un atractivo turístico y otorga ingresos al país. “Los vehículos llegan a la orilla del mismo, por eso es muy importante el monitoreo y la medición de gases, para reconocer cambios y prever daños a la población”, finalizó Delgado.
Foto: Cortesía de los investigadores.