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Dos cepas de ‘Trypanosoma cruzi’ causan Chagas en Centroamérica

La chinche picuda transmisora del mal de Chagas.

La chinche picuda transmisora del mal de Chagas.

Investigadores de la Universidad San Carlos de Guatemala, la Universidad de Loyola (Estados Unidos), la Universidad Autónoma de Yucatán (México) y la Universidad de Vermont (Estados Unidos) han comprobado que son solo dos de las seis cepas del parásito ‘Trypanosoma cruzi’ las causantes principales de la enfermedad de Chagas en Centroamérica. Los resultados de este estudio se han publicado esta semana en la revista ‘PLOS Neglected Tropical Diseases’.

Cerca de seis millones de personas en todo el mundo, en su mayoría en América Latina, están infectadas con el parásito del Chagas, que rara vez causa una enfermedad inmediata. Sin embargo, a través de infecciones crónicas, puede originar problemas cardíacos, digestivos y neurológicos a largo plazo.

En Centroamérica, se estima que cerca de 400.000 personas están infectadas con el parásito. En esta región, el parásito es propagado principalmente por ‘Triatoma dimidiata’, un tipo de insecto conocido como “chinche besucona» –ya que se alimenta de sangre- que habita desde la parte norte de América del Sur hasta México.

Hasta ahora, poco se sabía sobre qué cepas de ‘T. cruzi’ eran las transmitidas por estos insectos en Centroamérica. En el trabajo dirigido por Carlota Monroy, de la Universidad de San Carlos en Guatemala, los investigadores recogieron 334 adultos de ‘T. dimidiata’ de 19 sitios en ocho países, desde México a Ecuador. Aislaron ADN del abdomen de cada insecto y secuenciaron sus genes para determinar con qué cepa del parásito estaba infectado cada insecto, si era el caso.

Según los resultados reportados por los investigadores, el 38 por ciento de los ‘T. dimidiata’ recogidos estaban infectados con el parásito de la enfermedad de Chagas. De ellos, el 94 por ciento portaba la cepa TcI, mientras que el otro 6 por ciento estaba infectado con la cepa TcIV. También registraron una variación significativa entre individuos.

Dentro del clado TcI, algunas cepas Tc1 fueron muy diferentes a nivel genético de otras cepas Tc1 estudiadas. Esta variación se relacionó principalmente con la ubicación en la que se había recogido el insecto.

«Dado que las cepas particulares están asociadas con hábitats, huéspedes y síntomas concretos de la enfermedad, este trabajo nos ayudará a entender por qué los síntomas particulares ocurren en áreas particulares, y contribuirán a dirigir los esfuerzos de control de manera más eficiente», apuntan los autores del trabajo.

Por otro lado, señalan que la alta diversidad encontrada dentro de la cepa TcI “puede desafiar el desarrollo de la vacuna y la mejora del tratamiento si las cepas genéticamente diferentes responden de manera diferente a una medicación concreta».

Fuente: CGP/DICYT.

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