Arzobispado de Valencia colabora en ampliación de parroquia en Nicaragua
El Arzobispado de Valencia, a través de la delegación diocesana de Misiones y de la Fundación Ad Gentes, colaboró en la construcción de un edificio con salones parroquiales dentro del proyecto de ampliación de una parroquia que atiende a más de 10.000 fieles en la ciudad de Juigalpa.
La ayuda de la diócesis Valencia «es una bendición para el pueblo de Nicaragua porque este nuevo espacio lo aprovechan cien niños de Primera Comunión, 60 de Confirmación, los coros y grupos de jóvenes y Cáritas de la parroquia, dedicada al Divino Niño, y es un punto de encuentro para el barrio», explicó el párroco, el sacerdote valenciano Enrique Molina, que lleva cerca de 20 años como misionero en el país centroamericano.
Una vez finalizado el edificio en el que se ubican los salones parroquiales «ahora necesitamos sustituir las escaleras de acceso que hay, que son de madera y poco resistentes, por otras metálicas, más seguras, y más adelante lo acondicionaremos con sillas, mesas y otros materiales», ha explicado el misionero, que ha solicitado ayuda, de nuevo, a Ad gentes Arzobispado de Valencia.
De capilla a parroquia, en dos años con ayuda de los vecinos
En el año 2005 le fue asignada a Enrique Molina «lo que entonces era una solo una capilla dedicada al Divino Niño en un barrio periférico de Juigalpa, en la provincia de Chontales». En un principio «esa capilla eran cuatro paredes pero, con la ayuda de los vecinos y su esfuerzo, fuimos arreglándola, poniendo puertas y ventanas, y a los dos años fue consagrada como parroquia».
En la actualidad en esta parroquia, que cuenta con 40 monaguillos y monaguillas, «atendemos a 10.000 fieles, también de comunidades rurales que están en la montaña,y celebramos 300 bautizos al año».
Para levantar el nuevo edificio la parroquia ha recibido ayuda económica por parte de la Fundación Ad Gentes y de la delegación de Misiones del Arzobispado, según el misionero, que ha destacado, igualmente, el apoyo recibido de empresas locales nicaragüenses y la administración del país además de su propia familia, la parroquia de su pueblo natal, L´Alcudia de Crespins, y las clarisas de Canals.
La construcción del edificio «no ha sido fácil, ya que estamos junto a un barranco y hemos tenido que levantar tres pisos por falta de terreno y, al ser zona sísmica, debe cumplir toda la normativa», ha explicado.
Por toda la complejidad del proyecto «agradecemos tanto la ayuda de Valencia, que hace que se cumpla el lema de la campaña del Domund de este año, ´Sé valiente’, porque la valentía es la fe y Dios con nosotros que nos lleva a ir al hermano necesitado».
Las ayudas son necesarias «no sólo por tener un espacio donde reunirnos, sino también porque gracias a ellas evangelizamos, porque permiten que se escuche la Palabra de Dios y que las personas tengan una experiencia de una Iglesia que les acoge y les da su sitio para transmitir ese encuentro de Dios».
Misionero por la influencia de monseñor Óscar Romero
El sacerdote Enrique Molina lleva cerca de 20 años como misionero en Nicaragua «donde fui llamado por el amor y cariño a la misión, como otros jóvenes de mi época, atraído por la figura e influencia de monseñor Óscar Romero», arzobispo de San Salvador asesinado en 1980 y beatificado en 2015, «por su manera de vivir la fe y de compromiso social, para llevar la misericordia de Dios a Centroamérica».