Costa Rica quiere mar territorial que perdió Colombia
* Costa Rica apoyó a Colombia en el litigio que el país sudamericano perdió ante Nicaragua en el mar Caribe, sin embargo, ahora aspira a quedarse con territorio que antes los colombianos reivindicaban como suyo y que nunca le reclamaron. Actualmente se aprestan a oír el fallo de la CIJ por tres conflictos con nuestro país.
Costa Rica “brincó” a inicios de 2014, cuando Nicaragua concesionó a compañías extranjeras varios bloques marítimos que podrían albergar petróleo y gas natural. La reacción de San José, que alega que dicho territorio le pertenece, saltó hasta La Haya, en Holanda, en forma de demanda contra nuestro país.
Actualmente, Costa Rica espera que a finales de este enero de 2018, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), falle los tres conflictos limítrofes que mantiene con Nicaragua. Como siempre ha ocurrido en relación a nuestro país, buscan la «tajada del león», que incluye parte del mar territorial que la La Haya nos devolvió.
El caso sobre los límites marítimos con Nicaragua fue abierto a solicitud de Costa Rica a principios del 2014, después de que el gobierno de Ortega sacó a concesión petrolera varios bloques marítimos que, según San José, están dentro de territorio costarricense.
Sergio Ugalde, embajador tico en Holanda, plantea sin tapujos que ellos van por el presunto petróleo y el gas natural que podrían yacer en el fondo marítimo en disputa.
«Entre más abajo quede la delimitación marítima, por lo menos en el mar Caribe, potencialmente Nicaragua tendría más acceso a áreas que podrían tener recursos petroleros o de gas natural y concesionarlos. En tanto que si Costa Rica puede proyectar su frontera marítima más arriba, esos espacios cambian y eso puede significar que esos recursos queden en territorio nacional…”, precisa citado por La Nación.
El gobierno tico se alarmó cuando Nicaragua solicitó a mediados de 2017 que la CIJ no tomara en cuenta la península de Nicoya, en Costa Rica, al momento de realizar las delimitaciones debido a que dicho territorio le proporciona ventaja al país vecino.
«No hay ningún caso en la jurisprudencia de la Corte en el que haya hecho un ajuste de una línea de equidistancia por un espacio del tamaño de Nicoya, ni siquiera por una décima parte. Por supuesto que eso no significa que la Corte vaya a tomar en algún momento una decisión nueva que genere jurisprudencia, porque vio elementos para eso, y eso puede ocurrir ya en la tercera fase de la fijación de límites marítimos que es en la que se define si el espacio marítimo es equitativo. Para eso, la Corte utiliza una fórmula matemática», explicó Ugalde.
Dentro de la tónica anti nicaragüense, Costa Rica demandó a Nicaragua ante la Corte de La Haya por una supuesta incursión militar en su territorio, a principios del 2016 en isla Portillos.
«Aun cuando la Corte podría decir que ese pedazo de playa donde está instalado ese campamento es nica, porque podría reinterpretar su sentencia del 2015, eso no va a tener ningún impacto desde el punto de vista de la delimitación marítima del punto de partida. El espacio es muy pequeño como para decir que se pueden poner en juego miles de kilómetros de territorio marítimo, ni siquiera cientos de kilómetros cuadrados», adelantó.
El tercer asunto pendiente es el monto de la indemnización que Nicaragua debe pagar a Costa Rica por los tres caños artificiales que abrió en el humedal de isla Calero.
En diciembre del 2015, la CIJ resolvió que dicho territorio es de soberanía costarricense y condenó a Nicaragua a pagar. Un año después, Costa Rica determinó, mediante estudios ambientales, que el gobierno de Daniel Ortega debía pagarle $6,7 millones.
–¿Confía Costa Rica en que la Corte Internacional de Justicia falle a su favor en el litigio por límites marítimos con Nicaragua?
–Siempre es difícil hablar sobre expectativas, pero Costa Rica sí está confiada porque presentó un caso muy claro en relación a cuáles son los principios de derecho internacional que se aplican en la delimitación en las condiciones en las que estas deben ocurrir. Específicamente, en el océano Pacífico, habíamos solicitado a la Corte que se determinara una línea de equidistancia a lo largo de la frontera marítima. Nicaragua, evidentemente, no estaba satisfecha con esa propuesta porque ellos tienen otra idea de cuáles son supuestamente sus áreas marítimas y entonces había hecho una propuesta exagerada, pues hizo un planteamiento que no tiene ningún sustento en el derecho internacional.
“Según ellos había que eliminar Nicoya en su totalidad, para ver si la Corte, de esa forma, y aplicando los métodos del derecho internacional, lograba darle más ventajas marítimas. Costa Rica, francamente, no siente que la Corte no va a tener esa posición maximalista de Nicaragua, pero habrá que esperar. Nosotros somos muy respetuosos”.
–¿Cómo se defendió el equipo costarricense en La Haya ante el alegato de Nicaragua de que podría reclamar espacios marítimos que Colombia proyectaba frente a las costas costarricenses, después de que ellos le ganaran un litigio a la nación suramericana?
–Nicaragua después del fallo con Colombia, había interpretado que tenía derechos en todas las áreas que Colombia en principio proyectaba frente a Costa Rica, que habían sido objeto de un acuerdo que se había firmado en 1977. Nosotros hicimos ver claramente a la Corte que eso no es así, un Estado no hereda la situación de arreglo que haya habido entre otros dos Estados, eso en derecho internacional no es posible. De forma tal que Costa Rica espera que haya una redefinición de los espacios marítimos en el mar Caribe y sí creemos que en esa redefinición se le puedan reconocer nuevos espacios a Costa Rica.
–¿Entonces es en términos económicos y de seguridad donde podríamos ver el impacto más claro de la resolución a la que lleguen los jueces de la Corte?
–Sin duda, la definición de límites marítimos es relevante, primero, porque le da certeza a los dos países, a sus habitantes, que ejercen actividad económica, sobre las áreas donde ejercen jurisdicción. En el caso de nuestro océano Pacífico, que es muy relevante porque tenemos unas amplias zonas de pesca, pero también hay zonas de producción diversa que queremos consolidar jurídicamente. Es relevante, además, para que no se permita el ingreso de oficiales o patrulleras de otros países en esas áreas que le pertenecen a Costa Rica.
En el Caribe, es incluso más relevante en la parte que se llama mar territorial, que son las primeras 12 millas, porque usted recordará que en esa área, en la zona de isla Calero, potencialmente hay recursos petroleros y definir por dónde va la frontera en esa zona ayuda a los países a identificar cuáles son las zonas donde ellos potencialmente pueden hacer actividad económica, sea para protegerla. No estoy diciendo es que nos abriremos a la explotación petrolera, puede ser que la zona hay que protegerla, y alternativamente zonas de pesca que son importantes porque confluyen pescadores de ambos países y últimamente han habido dudas sobre si el Ejército de Nicaragua ha ejercido en espacios costarricenses, lo cual Costa Rica quiere determinar ahora y de una vez por todas.
–¿Ahora se puede concluir que la negativa de Nicaragua de negociar bilateralmente con Costa Rica un tratado de límites marítimos se debía a su interés de tener en su haber más mar territorial para explorar, eventualmente, yacimientos petroleros?
–Por supuesto. Ese es un elemento muy importante, porque se puede imaginar que entre más abajo quede la delimitación marítima, por lo menos en el mar Caribe, potencialmente Nicaragua tendría más acceso a áreas que podrían tener recursos petroleros o de gas natural y concesionarlos. En tanto que si Costa Rica puede proyectar su frontera marítima más arriba, esos espacios cambian y eso puede significar que esos recursos queden en territorio nacional de forma tal que nosotros, o decidimos protegerlos, o alternativamente ver si hay alguna forma sostenible de explotarlos que es una decisión soberana nacional, pero lo importante es proteger esos espacios para que los costarricenses podamos decidir qué hacer con ellos posteriormente; por eso es vital la decisión de la Corte, para que se definan esas posiciones de una vez.
–¿Se puede esperar un fallo salomónico de la Corte? ¿Cuáles consecuencias prevé en caso de que Costa Rica no gane este litigio?
— Yo no sé si habrá un fallo salomónico y, perder, se lo voy a poner de esta forma, significaría que la Corte acepte que Nicoya no proyecta (para fijar la línea imaginaria de la frontera marítima en el Pacífico), es decir, que le dé esa razón a Nicaragua. Yo no creo que ocurra y si ocurriera, sí habría una pérdida de Costa Rica. No obstante, igual la Corte podría determinar que un espacio de territorio determinado podría proyectar menos o más y podría hacer un pequeño ajuste, en ese caso no significaría que fuera en perjuicio de Costa Rica o en perjuicio de Nicaragua. Podría ser que a la hora de que la Corte haga sus cálculos matemáticos castigue algunos promontorios, sea en la costa costarricense o en la nicaragüense, para que esos promontorios no proyecten. Eso podría pasar, por ejemplo, en el caso de las islas del Maíz nicaragüenses, o en el caso de algún islote costarricense. Podría decir la Corte, que alguno de esos territorios no vayan a proyectar. Pero la diferencia sería verdaderamente pequeña, eso no cambiaría los límites en decenas de miles de kilómetros cuadrados.
–¿Existe un caso en el que la Corte haya aceptado el argumento de un país de que una porción importante del terreno costero de la otra nación en litigio debe ser eliminado para que no cuente en la fijación de límites marítimos?
–Desde el punto de vista del derecho internacional hay tres fases para hacer una delimitación, primero se hace una línea de equidistancia, luego esa línea establece si hay elementos que distorsionan justamente la línea, por ejemplo, si hubiera una isla que está muy cerca de la línea, un poquito más adentro, y si esa isla tiene el efecto de tirar la línea hacia un lado, la Corte por lo general no la considera, porque si no le generaría un efecto de distorsión a la costa que es el elemento que debe generar el espacio marítimo en contra del Estado que estaría perdiendo por culpa de esta pequeña isla.
–¿Y Costa Rica está en esas circunstancias? ¿Se cumplen en este caso?
–No lo estamos, a pesar de que Nicaragua dice que eso es lo que está pasando. No hay ningún caso en la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia en donde haya hecho un ajuste de una línea de equidistancia por un espacio del tamaño de Nicoya, ni siquiera por una décima parte del tamaño de la península. Por supuesto que eso no significa que la Corte vaya a tomar en algún momento una decisión nueva que genera jurisprudencia porque vio elementos para eso y eso puede ocurrir ya en la tercera fase de la fijación de límites marítimos que es en la que se define si el espacio marítimo es equitativo y para eso la Corte utiliza una fórmula matemática. Y, si es equitativo, no toca las cosas y las deja tal y como están.
“En el caso nuestro estamos claros en eso y Costa Rica no siente que vaya a haber un cambio importante de la propuesta de delimitación que hicimos nosotros. Estamos muy confiados de la solidez de ese caso”.
–¿Qué tanto irá a pesar en el fallo de la Corte, según su criterio, la decisión de Nicaragua de instalar un campamento militar en la playa de isla Portillos?
–Yo no creo que ese hecho tenga un efecto sustancial en los límites porque en realidad estamos hablando de que Nicaragua se metió en la playa de isla Portillos como 100 metros, relativamente poco, aunque eso no signifique que no sea una violación. Espero que la Corte determine que la instalación de ese campamento se hizo en violación de su propia sentencia del 2015 cuando determinó que la isla y la playa de Portillo eran costarricenses. Aun cuando la Corte pueda decir que ese pedazo de playa donde está instalado ese campamento fuera nica, porque pueda reinterpretar su sentencia del 2015, eso no va a tener ningún impacto desde el punto de vista de la delimitación marítima del punto de partida. El espacio es muy pequeño como para decir que se pueden poner en juego miles de kilómetros de territorio marítimo, ni siquiera cientos de kilómetros cuadrados.
–¿Hay avances en el trámite del litigio que planteó Costa Rica ante la Corte para que Nicaragua pague los $6 millones en los que se calculó el daño ambiental después de la invasión del Ejército de ese país a isla Portillos?
–Entiendo que esto se va a definir más o menos en el mismo tiempo en que se fallará sobre el caso marítimo. Casi todo viene junto. Y sobre eso, es importante recalcar que ese monto es lo que Costa Rica cobró, pero la Corte todavía tiene que decidir si ese es el monto. Nicaragua alega que ese no es el monto, pero lo que ellos dijeron es que prácticamente no nos deben nada. La corte tiene que determinar si lo que nosotros estamos cobrando, con la prueba que presentamos, es más o menos de ese total. No le estamos pidiendo a Nicaragua que nos pague más de lo que gastamos.