El avión que viajó en el tiempo | Año Cero
Sucedió en noviembre de 1991. Al recordarlo todavía me embarga una sensación de irrealidad. Había viajado a la isla de Gran Canaria (España) para conocer un caso de teleportación, un extraño suceso protagonizado por una mujer de mediana edad quien, al entrar en un denso banco de niebla se «transportó» inexplicablemente a otro punto de la isla… instantáneamente.
Transitábamos por la Autovía del Sur, rumbo al municipio de Agüimes. Yo iba sentado en el asiento del copiloto comentando su experiencia cuando dejamos atrás el Cruce de Arinaga para internarnos por una carretera secundaria que había de dejarnos en Agüimes. La noche era clara y la temperatura agradable. Nada hacía presagiar lo que ocurrió a continuación. Fue al tomar el desvío –una pronunciada curva que da acceso a la C-812- cuando nos invadió una sensación extraña. Los faros iluminaron “por segunda vez” la placa informativa que pocos segundos antes habíamos dejado atrás. Nos miramos extrañados para, a continuación, echar un vistazo a nuestros relojes. ¿Cómo era posible que pasáramos de nuevo por el mismo lugar?
Vacilé. ¿Un Déjà vu? En ese caso, ¿lo compartimos ambos al mismo tiempo? Era todo muy extraño.
Decidimos hacer un cambio de sentido y recorrer de nuevo los últimos kilómetros para comprobar que la indicación no estaba duplicada… La perplejidad se apoderó de ambos cuando comprobamos que no era así y tampoco el paisaje se repetía: ¿habíamos sufrido un «salto» hacia atrás en el tiempo y el espacio sin tener conciencia de ello?
El 31 de enero de 1978 le sucedió algo parecido al comandante Carlos García Bermúdez. Este piloto de líneas aéreas con una experiencia de 11.500 horas de vuelo realizaba la ruta entre Valencia y Bilbao a bordo de un Caravelle 10R de la compañía Aviaco (Aviación y Comercio) cuando, por causas meteorológicas, su avión fue desviado al aeropuerto de Santander.
El trayecto no dura más de 15 minutos pero tras salir de una extraña nube lenticular que ocasionó el mal funcionamiento de las brújulas, los aparatos de radio y los instrumentos electrónicos, aterrizaron 32 minutos más tarde… 17 minutos adicionales que nadie puede explicar.
En su libro Viajando en el tiempo la investigadora Jenny Randles señala que muchos episodios de teletransporte o de escamoteo espacio temporal se inician con la entrada en bancos de niebla de difícil catalogación, en cuyo interior suelen producirse fallos eléctricos o escucharse zumbidos.
En el mencionado libro, Randles refiere el caso de David, un joven de Kent (Reino Unido) que experimentó un extraño fenómeno de escamoteo temporal en 1966. Acompañaba a casa a una amiga. Cerca de medianoche hicieron un alto en el camino junto al río. Fue entonces cuando escucharon un alboroto procedente de unos adolescentes. Gritaban aterrorizados pues «algo» los perseguía.
«De pronto todo quedó extraordinariamente silencioso, incluso para ser de noche. Tuve la sensación de que se me tapaban los oídos. Experimenté un ligero embotamiento y después me dominó una extraña tristeza. Noté cierta pesadez y tuve la sensación de que me movía a cámara lenta. Me volví para mirar a mi amiga, que también parecía preocupada… las voces sonaban como si procedieran de un valle, por lo que provocaban eco».
Fue entonces cuando advirtieron la presencia de una especie de neblina blanca que flotaba a ras de suelo y giraba a su alrededor. En ese momento el tiempo se ralentizó. Sus movimientos duraban una eternidad. El humo de su cigarrillo subía en espiral con lentitud hasta los adolescentes que pasaban junto a ellos, se movían como los astronautas en la Luna. Después todo volvió a la normalidad.
¿Es acaso posible el viaje en el tiempo?
«Einstein nos mostró el camino hace más de cien años. Si uno va al espacio, viaja a una velocidad cercana a la de la luz, da una vuelta y regresa, su reloj estará marcando el tiempo más lentamente. Así que cuando llegue, será el futuro en el planeta Tierra» -recuerda el matemático Brian Greene, cofundador del World Science Festival (Festival mundial de ciencia).
Ahora, un investigador de la Universidad de British Columbia (UBC) asegura haber desarrollado un modelo matemático que haría viable la construcción de una máquina para viajar en el tiempo.
Se llama Ben Tippett y es profesor de Matemáticas y Física en el campus Okanagan de la UBC. En un estudio publicado recientemente defiende la viabilidad del viaje en el tiempo. Este científico ha creado un modelo llamado TARDIS (acrónimo en inglés de Traversable Acausal Retrograde Domain in Space-time) que describe como una burbuja la geometría espacio-tiempo y transporta su contenido hacia atrás y hacia adelante a través del espacio y el tiempo mientras recorre un gran camino circular. La burbuja se mueve a través del espacio-tiempo a velocidades mayores que la velocidad de la luz a veces, permitiendo que se mueva hacia atrás en el tiempo.
Pero una cosa es la teoría y la otra la práctica. Mientras llega la definitiva máquina del tiempo seguiremos documentando casos desconcertantes de nubes y tormentas temporales…