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Se constata existencia de ‘sexto sentido magnético’ en humanos

etmoidesGeocientíficos y neurobiólogos del Instituto Caltech, de California, y la Universidad de Tokio, han publicado en la revista eNeuro un artículo que muestra evidencias de un ‘sexto sentido magnético’ en el ser humano.

Según el estudio, publicado en BioRxiv, el cerebro humano puede responder de forma inconsciente a sutiles cambios producidos en el campo magnético terrestre.

Es conocido el agudo ‘sentido geomagnético’ de las aves migratorias o las tortugas marinas, que les permite orientarse en el aire o el océano y también se ha demostrado que otros seres vivos poseen igualmente un órgano sensible a los cambios magnéticos. Sin embargo, los científicos no habían conseguido, hasta el momento, determinar si también los humanos comparten esta extraordinaria capacidad.

Hasta ahora, la mayoría de los investigadores situaban la magnetorrecepción en el mismo nivel que la radiestesia o la telepatía, o sea, en el terreno de lo paracientífico.

En el caso de los humanos, Kirschvink y los demás autores del estudio se propusieron abordar la cuestión por medio de las más modernas técnicas de encefalografía, para estudiar y registrar la actividad cerebral de un grupo de voluntarios adultos ante las manipulaciones de un campo magnético, dirigidas por científicos en un ambiente aislado, en la llamada jaula de Faraday.

Diversos estudios (como el publicado en Neuroscience en 2007 por S. Carrubba, C. Frilot, A.L Chesson y A.A Marino) mostraron que los seres humanos, hay depósitos de materiales magnéticos en el hueso etmoides de la nariz.

En su nuevo estudio, Kirschvink y sus colegas publicaron los resultados de una serie de experimentos cuidadosamente controlados y que revelan una clara disminución de la actividad cerebral en la banda alfa, que responde a la información sensorial, en algunos de los voluntarios.

Tras replicar el efecto en los participantes que mejor habían respondido, confirmaron que esas respuestas se ajustaban a las variaciones del campo magnético en el hemisferio norte. «Tras la estimulación geomagnética, se produjo una disminución en la amplitud de las oscilaciones de EEG alfa (8-13 Hz) de manera recurrente». Por supuesto, dónde se encuentra y cómo funciona exactamente ese misterioso ‘sensor magnético’ sigue siendo un enigma.

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