Nada de cenizas, ¿en qué se convirtió Hiroshima?
El geólogo Mario Wannier de Malasia ha descubierto accidentalmente en la arena de las playas de Hiroshima varios tipos nuevos de rocas que emergieron de los restos de la ciudad destruida en 1945.
Inicialmente, Wannier estaba evaluando la flora y fauna marina local en la parte suroeste de Honshu, buscando y examinando las conchas de algas unicelulares y otros rastros de vida en muestras de arena.
Después de un consejo de su colega Marc de Urreiztieta, Wannier empezó a explorar arenas de la península Motoujina, donde encontró una gran variedad de partículas de vidrio esféricas.
Las muestras de Motoujina y de la cercana isla de Miyajima pasaron por el acelerador de partículas (sincrotrón) del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de EEUU, un microscopio óptico y un microscopio electrónico de barrido.
Resultó que los gránulos contenían partículas de concreto, acero, caucho, aluminio y otros materiales con los que se habían construido los edificios y otras infraestructuras de la ciudad.
Toda esa infraestructura, como sugieren los químicos y los geólogos, se evaporó y se elevó a una gran altura en la atmósfera después de la explosión del arma nuclear Little Boy y la formación del característico ‘hongo’ nuclear. Allí se calentaron a una temperatura de 1.800 grados. Después se enfriaron gradualmente, lo que llevó a la formación de una gran cantidad de gránulos de vidrio de diferentes formas. El viento los desplazó hacia las inmediaciones de la ciudad destruida.
Su masa total en las arenas de las playas de Hiroshima, si las mediciones originales de Wannier fueran correctas, puede exceder las 3.000 toneladas.
Los científicos asumen que surgieron esferas similares después del bombardeo de Nagasaki, así como después de varias pruebas nucleares durante las siguientes dos décadas. También tuvieron que dejar una marca significativa en los sedimentos. Sin embargo, esto es materia de estudio.