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Siempre valiosas: gentes de mar de aquí y de allá

asDr. Vicente Maltez Montiel*

* El 25 de junio fue Día Mundial de las Gentes de Mar. Garantizan el comercio marítimo internacional y el flujo de bienes vitales para la Humanidad. Trabajo difícil en medio de tormentas, huracanes y maremotos. Los marineros de la Fuerza Naval del Ejército defienden a toda hora nuestras fronteras marítimas. ¿Cómo fue el maremoto o tsunami ocurrido hace 28 años en nuestro país? ¿Por qué Nicaragua debe apostar al cuido y promoción de su valiosa Gente de Mar?

A través de la historia de la Humanidad, las personas que trabajan y viven alrededor o dentro del mar han aportado elementos fundamentales que hacen posible la vida, salud y progreso, por ello no es casual que se haya creado un Día Mundial de las gentes de Mar (25 de junio) a fin de reconocerles Dignidad y Respeto como trabajadores claves del Planeta.

Las Gentes de Mar son ese colectivo formado por aquellas personas relacionadas con la actividad marítima (comercio, transporte, acuicultura) dentro de una embarcación (tripulantes de buques desde capitán al cocinero, pescadores de altamar), o que prestan apoyo desde tierra. Se ha calculado que en las numerosas naves marítimas se encuentran empleados 1.5 millones de marineros.

Las gentes de mar laboran garantizando el flujo de bienes vitales como alimentos, medicinas, suministros médicos, combustibles, materiales de construcción, etc. y lo hacen en el marco de la preocupante pandemia viral de Covid 19.

El trabajo de mar y en el mar no suele ser fácil, se dan situaciones muy difíciles que se derivan de incidentes marítimos involuntarios, por ejemplo, colisiones de barcos con pérdidas de vidas, producción de daño ambiental, caso emblemático: derrame petrolero—, que conlleva responsabilidades penales.

“El mar como un vasto de cristal azogado”, decía nuestro Rubén Darío en su poema “Sinfonía en gris mayor” (Prosas profanas y otros poemas), nos recuerda tormentas, huracanes o ciclones, maremotos y otras condiciones adversas de este trabajo en las aguas.

Los trámites burocráticos o la geografía lejana dificultan cambios de tripulación de las naves, pero mayor peligro se corre con la violencia de los mares derivada del contrabando, trata de personas y piratería. Sobre este último delito internacional es ilustrativa la película del laureado Tom Hank llamada “Capitan Phillips” (2013) que describe el secuestro de un carguero por parte de piratas somalíes.

Nuestros importantes y valiosos mares

Nicaragua tiene posición geográfica privilegiada en el continente americano y en Centro América, lo cual ha despertado apetito de voraces cercanos y lejanos. Nuestras costas en el Mar Caribe son de 530 kilómetros y en el Océano Pacífico 410 kilómetros, que albergan a la mayoría de los cien balnearios del país. Tenemos una extensa plataforma continental y zona económica exclusiva.

Estas riquezas han generado litigios que no siempre hemos ganado, en especial por el hecho de comparecer como una nación dividida frente a la voracidad y canallada extranjera.

Somos uno de los países más ricos de América Central en recursos pesqueros. En 2017 las capturas totales fueron de 51,000 toneladas y el valor de exportaciones en el 2016 ascendió a USD 289 millones de dólares, de ellas el 80% de alto valor comercial en forma de langostas y camarones. Recientemente se ha abierto el comercio del pepino de mar. Más de 10 mil naves faenan las costas y un 60% de ellas son artesanales.

La belleza de nuestro país y sus costas constituyen un enorme potencial de turismo que está pendiente de aprovecharse de forma sustentable, y lamentablemente se ha visto afectada por crisis políticas, presiones y chantajes de naciones poderosas y el efecto de la pandemia viral.

Algunos retos de salud en la gente de mar

La historia marítima recoge datos de cómo era la salud, vida y trabajo en los barcos. Entre los siglos XV a XVII la muerte de las tripulaciones llegaba más rápido no por combates, naufragios, accidentes o suicidios sino por enfermedades. La más temida era el escorbuto o “peste del mar” seguida de padecimientos trasmitidos por alimentos y agua en mal estado, tuberculosis, tifus y avitaminosis por carencia de niacina (pelagra) o de vitamina B-1 (beriberi), entre otras.

Exceptuando riesgos propios de la vida y trabajo de mar que mencionamos con anterioridad, hoy en día podemos decir que los peligros de salud son básicamente similares a los que puedan darse en tierra firme, incluyendo la pandemia de Covid 19.

El naufragio impone plazo fatal a la vida de quienes lo sufren. Las personas suelen morir de hambre, sed y por beber agua de mar, como promedio a los cuatro días de haberse dado el evento. Los expertos insisten que no deberá ingerirse más de medio a un litro de agua de mar por día, ingerir la orina diaria, disminuir estrés, controlar la respiración y evitar la exposición al sol.

Ernest Hemingway, Premios Pulitzer (1953) y Nobel de Literatura (1954), legó una de las más grandes epopeyas del mar en su obra “El Viejo y el Mar” (1952) y una de sus sentencias recuerda el respeto al Océano: “El mar es dulce y hermoso, pero puede ser cruel”. Ese es el caso de los maremotos o tsunamis.

Un maremoto es consecuencia de extraordinaria descarga de energía que ocurre en el mar después de un terremoto, como se dio en nuestro país hace 28 años (1 de septiembre de 1992, a las 20:00 horas) que arrasó poblados del litoral Pacífico dejando 170 muertos, 500 heridos y 13,500 sin hogar. Todo ello sin previo aviso, aunque el sismo se había producido 45 minutos antes por el choque de las placas Coco-Caribe.

Consecuencia inmediata del meteoro: produjo en nuestras costas olas de 10-15 metros de altura, produciendo ahogados en especial niños, fracturas óseas de extremidades, traumas y heridas en el cráneo y estas lesiones se aumentan en el “fenómeno de succión”, que es cuando la fuerza del agua se retira de nuevo rumbo al mar.

Las condiciones posteriores conllevan alto riesgo de infecciones por la falta de agua potable o la contaminación de estas y el efecto de cadáveres descompuestos. Actualmente está adversidad de la naturaleza se encuentra en agenda de organismos humanitarios como bomberos, defensa civil, Ejército, Cruz Roja y otros.

Muchos aspectos buenos y malos sobre la vida de las gentes de mar se nos quedan en el tintero por falta de espacio. Recordemos a Camus que solía decir: “Solo la música está a la altura del mar”. Saludo a todas estas nobles personas que hacen nuestra existencia y vida más agradable y comparto la idea que se trata de trabajadores clave del planeta y de Nicaragua que debemos tratar con alta dignidad y respeto. ¡Larga vida y prosperidad!

*Especialista en Medicina Interna de la Clínica de Especialistas Dr. Maltez. Rotonda del Periodista 3 cuadras al lago y 30 varas arriba, Nº 15, Managua. Solamente previa cita de lunes a viernes. Teléfonos: 8903-6211/8854-7884/2223-4333.

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