Dignidad para vencer a la mafia
Alan Johnston
BBC, Italia
Pequeña, con su cabello gris y 70 años de edad, Raffaella Ottaviano no tiene pinta de heroína.
Pero fue ella quien confrontó a la Camorra, la mafia napolitana.
Le hizo frente y desató un movimiento para expulsar a los mafiosos de su comunidad.
Todo empezó cuando unos hombres de la Camorra entraron en la tienda de ropa de Ottaviano en Ercolano, una ciudad de las afueras de Nápoles.
«Usted sabe por qué estamos aquí», dijeron. Habían venido a exigir lo que se conoce como «il pizzo», mal llamado «pago de protección», pues no protege, sino que evita que los mismos extorsionadores recurran a la violencia física.
Durante generaciones, la Camorra ha extraído pagos de los dueños de comercios, bares y otros pequeños negocios en Ercolano y en la región.
Pero Ottaviano decidió no entregarles su dinero.
«Sean tan amables de retirarse inmediatamente. No tengo ninguna intención de pagarles», dijo.
«Y me respondieron: ‘pero ¿se da cuenta de lo que está haciendo?’ Y les dije: ‘No me interesa… ¡váyanse!'», recuerda, en conversación con la BBC.
Ejemplo
La Camorra ha sido descrita como una de las mafias italianas más sanguinarias y despiadadas. Y a menudo sus víctimas prefieren no decir nada.
No obstante, Ottaviano rompió el silencio.
Acudió a la policía y, con fotografías, identificó a los hombres que habían venido a su tienda. Pronto fueron arrestados y Ottaviano necesitó protección.
«Durante un año y medio, estuve con los policías, que nunca me abandonaron», cuenta.
Gradualmente, otros dueños de tiendas en Ercolano empezaron a seguir su ejemplo, rehusándose a pagarle a la Camorra.
Al principio eran sólo dos o tres, y después otros pocos más. Se reunían en secreto y eventualmente formaron una asociación, con la ayuda de la municipalidad.
Eso fue en 2006. Desde entonces, el movimiento ha crecido en tamaño, fuerza y determinación.
«No más miedo»
Hoy en día, más de 80 negocios se rehúsan a pagarle a la Camorra y cada vez más se unen a la asociación.
Con todo y eso, ¿teme Raffaella que la Camorra se vengue violentamente por su desafío?
«Estoy tranquila», asegura. «Ni siquiera lo pienso. No podría vivir de otra manera».
«Ya no tenemos miedo. Estamos todos unidos. No podíamos seguir como estábamos. Tenemos que luchar contra la Camorra, no sólo con palabras sino también con acciones».
Sin embargo, a veces, la Camorra sí castiga a quienes le desobedecen.
Disparos, bombas e incendios
En Portici, no muy lejos de Ercolano, Raffaelle Rossi tiene un restaurante llamado Ciro a Mare.
Su ubicación es perfecta: en la orilla de la Bahía de Nápoles, con vista a la isla de Capri. Y el restaurante prosperó, hasta que la Camorra se interesó.
Los mafiosos exigieron US$66.000 al año y Rossi dijo «no».
Primero, hubo disparos contra las ventanas del local. Luego, una noche después de que Rossi cerró, pusieron una bomba en la entrada.
Después, dos hombres en una moto le dispararon cuando estaba en su auto.
Finalmente, incendiaron el restaurante.
Sin embargo, parado al frente de lo que fue su negocio, Rossi le dice a la BBC que va a reconstruir y a abrir de nuevo. Y, aunque tiene miedo, no le pagará a la Camorra.
«Somos humanos», señala. «No podemos negar que tenemos miedo, mucho miedo. Pero tenemos que destruir este tipo de presión».
Menos impuestos por valentía
Los dueños de negocios de Ercolano creen que están ganando.
En su panadería, Sofia Ciriello aguantó la intensa presión de la Camorra y se negó a pagar pizzo.
«La gente tiene que liberarse de esta esclavitud y opresión, recuperar su dignidad, pues las cosas no son como solían ser», indica.
Así está ahora el otrora concurrido restaurante de Rossi.
Lo que se ha logrado en esta ciudad no sólo se debe a la valentía de sus comerciantes.
La policía los ha apoyado fuertemente. Decenas de «camorristi» han sido arrestados por intento de extorsión.
Y el gobierno local ha respaldado a quienes desafiaron a los mafiosos.
Se piensa que es el primero en Italia en ofrecer reducciones de impuestos a quienes acudan a las autoridades en vez de pagarle a la mafia.
«Extraordinario»
«Lo que está ocurriendo en Ercolano es extraordinariamente importante», subraya Rosario Cantelmo, un fiscal antimafia de Nápoles.
Recuerda que hace sólo dos años, muchos comerciantes todavía se rehusaban a admitir que estaban obedeciendo las órdenes de los mafiosos.
«La gente tiene que liberarse de esta esclavitud y opresión, recuperar su dignidad, pues las cosas no son como solían ser»
Sofia Ciriello
«Hoy en día, inesperadamente, por una serie de razones, hay una nueva cultura».
Algo que nunca antes se ha visto en la región, añade, y es algo que cree que preocupa a los mafiosos.
«Están enfrentándose a una realidad con la cual no están familiarizados».
«Nunca antes hubo gente que, en frente de un juez, los mirara a la cara y los acusara sin miedo».
«No hemos erradicado completamente a la Camorra en Ercolano. No hemos ganado la guerra todavía, pero estamos ganando muchas batallas importantes».