Alcohol provocó cáncer a 100 mil “bebedores moderados” en 2020
Las bebidas alcohólicas pueden provocar cáncer. Es algo contrastado por la ciencia, pero no se conoce por la población de forma mayoritaria, ni los gobiernos actúan con la firmeza necesaria. Un nuevo estudio acaba de actualizar esta relación directa, tras analizar los datos de la última década: en todo el mundo, el alcohol fue responsable de unos 740.000 tumores solo en 2020. Esto supone que más del 4% de los cánceres globales se deben a la ingesta de bebidas alcohólicas y, por tanto, totalmente evitables y prevenibles.
El estudio, publicado en The Lancet Oncology, señala importantes diferencias por regiones y sexos: tres de cada cuatro cánceres provocados por el alcohol los sufrieron hombres y las zonas del planeta más afectadas son Extremo Oriente y Europa Central y del Este. Por ejemplo, en Mongolia el alcohol provoca el 10% de los tumores, en Rumanía el 7% y en China y Rusia ronda el 6%. En España, el 4,4% de los cánceres diagnosticados en 2020 tienen las bebidas alcohólicas como causantes, unas 11.600 enfermedades en total.
Los responsables del estudio reclaman más medidas frente a este problema por parte de las autoridades, como señala la autora principal, Harriet Rumgay, de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC): “Necesitamos con urgencia crear conciencia sobre el vínculo entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer entre los responsables políticos y el público en general. El contexto local es esencial para una política exitosa sobre el consumo de alcohol y será clave para reducir los casos de cáncer relacionados con la bebida“.
Rumgay recuerda que no solo sufren estos cánceres los más expuestos, los que más beben: “Nuestro estudio destaca la contribución de, incluso, niveles relativamente bajos de consumo de alcohol a las tasas de cáncer, lo cual es preocupante, pero también sugiere que pequeños cambios en el comportamiento público con respecto a la bebida podrían tener un impacto positivo en las tasas de cáncer futuras”. Según los datos que aporta el estudio, casi el 15% de los cánceres globales generados por la ingesta de alcohol los sufren bebedores moderados, es decir, gente que toma menos de dos cervezas al día. En total, más de 100.000 personas a las que se descubrió un cáncer en 2020.
Puesto en contexto global, es un dato que obliga a tomar medidas. Porque los datos de ventas supondrían que todas las personas mayores de 15 años consumen, de promedio, una bebida alcohólica al día. Pero dado que solo bebe la mitad de los adultos, eso supone que los bebedores reales consumen, al menos, dos bebidas al día, según explica la investigadora Amy Justice, de la Universidad de Yale, en un artículo que acompaña al estudio en The Lancet Oncology. Una cantidad suficiente para estar en riesgo de sufrir cáncer por culpa de estas bebidas, al margen de otras muchas afecciones asociadas a su ingesta, como enfermedades cardiovasculares, mentales, del hígado y el alcoholismo.
Para Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la principal conclusión de este estudio es que “no hay un consumo seguro de alcohol”. “No hay un umbral de consumo a partir del cual comienza el riesgo o desaparece. Evidentemente, hay una relación dosis-efecto: a mayor ingesta, mayor riesgo. Pero con las ingestas más suaves también existe”, señala Rodríguez-Lescure, que no ha participado en el estudio.
El oncólogo lamenta que la población no conoce lo suficiente esta asociación directa entre las bebidas alcohólicas y el cáncer de mama, de boca, de garganta, de laringe, de esófago, de hígado, de colon y de recto. Los autores del estudio analizaron la incidencia de estos tipos de cáncer en las regiones y países, junto con el consumo de alcohol en estas mismas zonas desde 2010, el tiempo necesario para que se pueda desarrollar un tumor por culpa de este hábito (por lo que la pandemia no habría influido aún). “Entre el 4% y el 5% de los cánceres de todo el mundo están causados por el alcohol, así de claro”, resume el presidente de la SEOM. Y zanja: “Son evitables”.
En eso insisten los autores del trabajo: los gobiernos deben tomar medidas. Señalan estrategias de salud pública, de reducción de la disponibilidad de alcohol, medidas fiscales, advertencias e incluso prohibiciones de comercialización. “Existe poca conciencia del vínculo entre el alcohol y el riesgo de cáncer entre el público en general, pero agregar advertencias sobre el cáncer en las etiquetas del alcohol, similares a las que se usan en el tabaco, podría disuadir a las personas de comprar productos alcohólicos y aumentar la conciencia sobre el vínculo causal con el cáncer”, propone el estudio. Además, la industria del alcohol se empeña en confundir a la población sobre este riesgo.
La única buena noticia del trabajo es que la proporción de cánceres causados por las bebidas alcohólicas estarían reduciéndose, a juzgar por los resultados de otros estudios previos similares: se calculó que provocó 5,5% de los casos de cáncer en 2012, el 4,8% de las muertes por cáncer en 2016 y el 4,9% de estos fallecimientos en 2019. En general, hubo una disminución del 5,5% en la tasa mundial de muerte por cáncer atribuible al alcohol entre 2000 y 2016. Pero Rumgay, en una nota de The Lancet, advierte contra el triunfalismo: “Las tendencias sugieren que aunque hay una disminución en el consumo de alcohol por persona en muchos países europeos, el consumo de alcohol está aumentando en países asiáticos como China e India, y en el África subsahariana. Además, existe evidencia de que la pandemia de covid-19 ha aumentado las tasas de consumo de alcohol en algunos países”.