Hombres con senos y cáncer: los mitos y verdades sobre la soja
La soja es una leguminosa rica en proteína que ha sido consumida por el ser humano desde hace milenios. Sin embargo, es solo desde hace un par de años que la ciencia se ha propuesto investigar los efectos que tiene en la salud en medio de los mitos que existen alrededor de ella.
Cada vez se conoce más la importancia que tiene la alimentación en la calidad de vida de las personas. No obstante, esta concientización ha traído consigo una cantidad considerable de mitos acerca de muchos de los alimentos que se consumen día a día por millones de personas en el mundo.
Esta leguminosa es definitivamente uno de estos alimentos sobre los que existen más mitos, incluso se ve más satanizada que los productos ricos en azúcar añadidos. Desde promover el crecimiento de cáncer de mama, hasta feminizar a los hombres, esta leguminosa ha estado en el centro de la polémica por sus posibles efectos secundarios. Pero ¿son ciertos? ¿Realmente pueden hacer que a los hombres les crezcan los senos o causar cáncer?
¿Mito o realidad?
La principal queja con respecto a la soja es su contenido en estrógeno, responsable, según los que apoyan esta teoría, de un mayor aumento de cáncer de mama, infertilidad masculina, problemas de tiroides, demencia e, incluso, de aumentar la mama en los hombres.
Sin embargo, esto no es del todo cierto. Esta leguminosa realmente contiene altas concentraciones de isoflavonas, un tipo de compuestos similares al estrógeno que se encuentran en las plantas, llamados fitoestrógenos. Los niveles de isoflavonas varían dependiendo de cómo se consuma la soja, ya sea en productos lácteos, si está o no fermentada, si está cocinada o no.
Es importante señalar que el estrógeno que se encuentra en el cuerpo humano es mucho más fuerte que las isoflavonas que están en esta leguminosa.
Además, la mayoría de los estudios que se han realizado con respecto a la infertilidad no ha sido en humanos, sino en animales de pastoreo. La soja se puede metabolizar de manera diferente en los animales, por lo que los resultados de los estudios en animales pueden no ser aplicables a los humanos.
Mientras, otras investigaciones se han realizado con pocos sujetos de estudio, por lo que tienen resultados estadísticamente poco significativos. Es por ello que en los últimos años los científicos se han decantado por realizar metanálisis, una técnica estadística que combina resultados de dos o más estudios y que puede aportar conclusiones más certeras.
En realidad, un metanálisis señala que la soja incluso reduce el riesgo de cáncer de próstata. Otro refleja que los estudios clínicos que se han llevado a cabo no muestran efectos de la proteína de soja o las isoflavonas sobre las hormonas reproductivas en los hombres.
Un metanálisis realizado en 2020, que incluyó un total de 41 estudios que describen los efectos feminizantes de este grano, incluida la reducción de los niveles de testosterona y el aumento de los niveles de estrógeno en los hombres, muestra resultados claros.
«Independientemente del modelo estadístico, no se encontraron efectos significativos de la ingesta de proteína de soja o isoflavonas en ninguno de los resultados medidos. El subanálisis de los datos según la dosis de isoflavonas y la duración del estudio tampoco mostró ningún efecto. Este metanálisis actualizado y ampliado indica que, independientemente de la dosis y la duración del estudio, ni la exposición a la proteína de soja ni a las isoflavonas afecta los niveles de testosterona total, la testosterona libre, el estradiol o la estrona en los hombres», concluyó el estudio.
Mito 2: produce cáncer
De acuerdo con la ONG Breastcancer, no existe ninguna prueba que demuestre esta afirmación. Por el contrario, podría tener un efecto protector.
«El estrógeno de nuestro cuerpo es mucho, mucho más fuerte que las isoflavonas similares al estrógeno presentes en la soja. Entonces, si la sustancia débil de la soja reemplaza al estrógeno natural de alta potencia en las células, entonces tal vez la soja proteja contra los cánceres que prefieren una señal de estrógeno más fuerte», afirman en el portal de la organización.
Sin embargo, hacen la aclaración de que algunos profesionales de la salud recomiendan no consumir altas cantidades de soja durante la terapia hormonal de algunos cánceres debido a que no se sabe con exactitud los efectos que pueden tener, pero sin base científica.
Además, otros metanálisis reafirman el efecto protector en el caso de cáncer de mama, mientras que algunos señalan que no aumenta el riesgo de cáncer gastrointestinal, ni el de endometrio.
Asimismo, el portal de Breastcancer señala que la «soja es la forma más utilizada, menos costosa y menos calórica de obtener grandes cantidades de proteína con muy poca grasa y sin colesterol». Esto no es todo, la página web del WCR (World Cancer Research) confirma que no hay ningún motivo para evitarla en cáncer de mama.
Entonces, ¿por qué la mala fama?
Las altas concentraciones de isoflavonas en esta leguminosa, uno de los alimentos más consumidos en sus muchas formas a nivel mundial, sin duda encendieron hace décadas las alarmas de la comunidad científica. Sin embargo, los estudios posteriores que se han realizado y una metodología más minuciosa han contribuido a disipar estos mitos.
No obstante, la ciencia continúa estudiando este alimento. Una de las principales interrogantes que deben ser investigadas se trata de los efectos que producen las dos principales isoflavonas de la soja: la genisteína y la daidzeína, ya que ambas parecen tener diferentes acciones en el cuerpo.
De acuerdo con la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, los estudios que se han realizado no han tomado en cuenta todos estos parámetros al mismo tiempo:
Sujeto de estudio: ¿está siendo examinado en animales o humanos? Como ya vimos anteriormente, no se puede extrapolar los resultados porque no se metaboliza la soja de la misma manera.
Etnicidad: la soja puede descomponerse y ser utilizada por el cuerpo de manera diferente en diferentes grupos étnicos.
Niveles de hormonas: no es lo mismo estudiar el efecto en mujeres premenopáusicas que en las mujeres posmenopáusicas. La soja puede actuar de manera diferente en ambas.
Tipo de soja: son alimentos integrales como el tofu y las semillas de soja, versiones procesadas como los polvos de proteína de soja o hamburguesas vegetarianas a base de soja o son alimentos fermentados o sin fermentar.
Todos estos factores pueden modificar sustancialmente los resultados, además la cantidad de este alimento que se le proporciona al grupo de muestra varía de manera considerable entre una investigación a otra. Por lo pronto, parece correcto afirmar que el consumo de soja dentro de una dieta balanceada no hará que a los hombres les crezcan las mamas, ni favorecerá el crecimiento de cáncer de mama.