Cambio de sexo a niños en EU
William Márquez
En Estados Unidos, un limitado pero creciente número de niños y preadolescentes que creen estar atrapados en el cuerpo equivocado, están recibiendo tratamiento como parte de un programa para cambiar de sexo, según un reciente informe de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés).
Una mayor aceptación social y cultural de lo que la ciencia llama desorden de identidad sexual, así como una nueva guía para los expertos sobre el tratamiento de la transexualidad, han abierto las puertas a que se manifiesten más casos.
Aunque todavía hay interrogantes sobre el inicio de un proceso radical de identidad sexual en pacientes de tan corta edad, los médicos especializados aseguran que es mejor empezar temprano con el tratamiento e instan tanto al gobierno como a la comunidad, los profesionales de la salud y las familias a que lo apoyen.
«Limbo pubescente»
El estudio, publicado en Pediatrics -la revista oficial de la AAP- afirma que la población de personas con desorden de identidad sexual (DIS) se ha cuadruplicado y resalta los beneficios de iniciar una intervención médica temprana que incluye la supresión de la pubertad antes de que ésta se inicie en el paciente.
El complejo programa involucra la participación de endocrinólogos, pediatras, psicólogos y psiquiatras, así como los padres de los menores que expresan que su apariencia externa no refleja su identidad interior.
El proceso sigue una serie de exámenes extremadamente riguroso creados por los holandeses -pioneros en estos programas- según Norman Spack, endocrinólogo del Hospital Infantil de Boston, uno de los coautores del informe.
«La situación ideal es que se presente un paciente después de haber recibido 6 a 12 meses de asesoramiento psicológico que incluya a los padres, que estos dos estén de acuerdo que él o la menor es transexual y ya hayan empezado a cambiar los pronombres y nombre cuando se refieren al paciente», explicó a BBC Mundo.
El tratamiento de supresión de la pubertad se inicia entre los 10 y 12 años con las niñas y entre los 12 y 14 con los niños, y entrarían en un «limbo pubescente» de unos cuatro años donde crecen pero no desarrollan características sexuales externas.
Ese período va acompañado de un seguimiento clínico y psicológico después del cual los pacientes tendrían la madurez intelectual que les permitía entrar en una discusión sobre continuar con un tratamiento de hormonas del sexo opuesto para, por ejemplo, estimular el crecimiento de senos en el niño y vello facial en la niña.
Estrictos exámenes
«Estos pacientes han pasado por estrictos exámenes», aseguró el doctor Spack. «La supresión de la pubertad puede ser reversible pero el tratamiento de hormonas del sexo opuesto no lo es», continuó el doctor Spack, que dirige una de las principales clínicas de identidad sexual.
La última etapa que completa el proceso de cambio de sexo es la cirugía, como la extirpación de los senos para las mujeres o la operación más compleja para transformar los genitales externos.
Con estas dos últimas etapas, la hormonal y la cirugía, los pacientes tienen un desarrollado entendimiento de su condición pero entre la comunidad médica hay algunos que se oponen a que se diagnostique tan temprano el desorden de identidad sexual.
Margaret Moon, profesora de pediatría y medicina del adolescente y miembro del Instituto de Bioética de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, dijo a la BBC que identificar una situación como un desorden puede ser atractivo y peligroso al mismo tiempo.
«Nos gusta tener respuestas a la mano», expresó. «Nos gusta poder señalar a una criatura que manifiesta un comportamiento extraño y decir que no es extraño sino que es un desorden y tenemos un nombre para eso».
La doctora Moon reconoce las buenas credenciales de la clínica del doctor Spack que, además de médicos, vincula a psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y apoyo a los padres de familia.
Aún así, prefiere que el diagnóstico de DIS se aborde con cautela. «En algunas ocasiones se nos ha ido la mano en declarar un diagnóstico», manifiesta.
Moon pone como ejemplo el caso de una criatura de 5 años en Inglaterra diagnosticada con el desorden de identidad sexual. «Eso, para mí, se extiende más allá de la razón. Cinco años es muy joven para que se le ponga un rótulo cuyo criterios es que lleva mucho tiempo en conflicto con su sexo».
«La responsabilidad de un pediatra o un padre de familia es darle espacio al menor para manifestarse como él o ella quiera y salirse un poco de los papeles sexuales establecidos sin necesariamente fijarles un rótulo», concluyó la experta en bioética.
Sexo vs. sexualidad
No obstante, Heather Corliss, profesora en Pediatría de la Escuela de Medicina de Harvard dice que la identidad sexual de una persona se desarrolla muy temprano, generalmente antes de los tres años.
«La identidad sexual es diferente a la sexualidad. Por eso es que el comportamiento sexual (como niño o niña) se ve a una temprana edad pero su sexualidad (su orientación) solo se desarrolla con la llegada de la pubertad», explicó a BBC Mundo.
Para la doctora Corliss entre más temprano se identifique el DIS y se apliquen las terapias, combinadas con psicoterapia y terapia, mejor.
«Hay una cantidad de discriminación contra las personas cuya identidad sexual no compagina con su aspecto exterior», expresó. «Transexuales cuya presentación externa coincide con su identidad interior tienden a continuar con su educación, lograr mejores trabajos y no ser tan discriminados».
El apoyo de los padres, la comunidad médica, la sociedad y el gobierno son cruciales para que estos tratamientos se puedan realizar dentro de un ambiente de normalidad y aceptación, recalca Norpan Spack.
Para el endocrinólogo hay un paralelo entre la situación de los transexuales hoy en día y el estigma que sufrieron los homosexuales antes de 1973, cuando su sexualidad era considerada como una enfermedad psiquiátrica. Pero nuevas medidas de la Sociedad Endocrina Internacional que publicó un manual para el tratamiento de transexuales.
«Antes hubo una ignorancia total sobre la transexualidad», dijo Spack, «pero ahora, algo que fue marginalizado y rechazado puede ser tratado con efectos positivos». (BBC).