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Mafalda cumple 50 años

Marcelo Morales/La Tercera

Mafalda nunca está sola en su banco ubicado en la esquina de las calles Chile con Defensa, en el barrio de San Telmo en Buenos Aires, las calles por donde justamente sus historias se ambientaban. El monumento de la idealista niña que odia la sopa y vocifera por la paz mundial es un reflejo del arrastre de este personaje creado por Quino, con turistas de todo el mundo que hacen fila diariamente para sentarse al lado de ella.

Mafalda, siempre sonriente y paciente, enfrenta ahí al menos a tres generaciones que la reconocen y posan junto a ella, porque si bien en la historieta nunca superó los seis años de edad, en verdad, el primer trazo que la creó cumple 50 años.

Pero antes de citas como «¡Paren el mundo, me quiero bajar!», Mafalda estaba destinada a ser el rostro publicitario de la marca de electrodomésticos Mansfield. Con la obligación de que su nombre tuviera las letras M y A, Quino tiró las líneas que la crearon. Pero la campaña nunca se concretó y estos dibujos tuvieron que guardarse por un par de años. Esto, hasta que en 1964 Quino, por entonces ya un reputado creador de chistes gráficos, es contactado por el diario argentino Primera Plana, para que presente a un personaje que reflejara una época que comenzaba a bullir. Desde ahí la leyenda y el éxito se dispararon a todo el mundo, incluso luego de su fin, en 1973.

La voz de una época

Las historias de Mafalda se reeditan regularmente y así será también este año, como dice Daniel Divinsky, editor de Ediciones de la Flor. «La novedad 2012 será la aparición de Mafalda & friends 10, el nuevo tomo con las tiras traducidas al inglés. Y habrá un libro nuevo de Quino, recopilación de páginas nunca antes incluidas en libro: ¿Hay alguien ahí?». Se presentará en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Hasta la creación de Mafalda, nunca antes Quino (hoy de 79 años, con una residencia que varía entre Argentina y Europa) había creado una serie gráfica enfocada en un solo personaje. Sus chistes siempre hablaban de la contingencia, con ingenio y acidez. De hecho, justo antes de que Mafalda fuera publicada, en 1964, un libro compilatorio de su obra, Mundo Quino, salió a la venta con gran éxito.

«Me pidieron que tuviera algo de Peanuts (la tira cómica de Charles Schulz, con Snoopy y Charlie Brown), pero que fuera con una familia donde hubiera adultos», contó el dibujante en una de sus últimas entrevistas, dada a la BBC en 2004.

La insertó entonces dentro de una típica familia de clase media argentina, con un padre empleado de una compañía de seguros, siempre aproblemado con hacer cuadrar las finanzas y amante de su auto. En medio, la niña gozaba con los Beatles y se cabeceaba con la contingencia política argentina y mundial, una que iba desde la guerra en Vietnam hasta el bloqueo a Cuba, con una agudeza e ironía que por un lado encantaba y también llevaba a la reflexión.

Fue un éxito casi instantáneo, a la que luego se fueron agregando personajes arquetípicos: el soñador Felipito, el «capitalista» Manolito, la convencional Susanita y sus sueños anti feministas, además del ingenuo Miguelito y Guille, el pequeño hermano de Mafalda. Una mezcla que llegó a ser traducida a más de 26 idiomas y con una influencia innegable.

Uno que se posa bajo su sombra es el dibujante nacional Alberto Montt: «Mafalda es piedra fundamental en mi obra. Nutrió los primeros años de mi vida, ahí noté que no eran sólo dibujos, sino que detrás había un mensaje. Nadie puede dejar afuera el aspecto político de su obra», dice el autor de En dosis diarias, compilación de humor gráfico, publicado en Argentina a través de la misma editorial de Mafalda, Ediciones de la Flor.

El fundador del colectivo La Nueva Gráfica Chilena, Rodrigo Salinas, destaca de Quino «la manera en que ve el mundo, por el imaginario de izquierda que ha construido». Esto último, un punto clave del estilo del dibujante, que el ilustrador Francisco Javier Olea no comparte, pero destaca su humor y el acierto de «ir más allá de los temas coyunturales, su obra es universal».

La última viñeta se publicó el 25 de junio de 1973, cuando ya el continente entraba en una fase demasiado oscura para los ojos de Mafalda. Pero no quedó ahí: series animadas, películas y reediciones la mantienen viva. Y hay veces en que Quino levanta el lápiz y la revive. La última vez fue el 2009, en el diario italiano La repubblica. Molesta, Mafalda le gritaba a Berlusconi: «¡No soy una mujer a su disposición!», luego de que el ex premier italiano se propasara con una diputada. Con 50 años, Mafalda sigue fresca y despierta.

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