Café sin palabras y muchas sonrisas
Granada, Nicaragua.- Un aire de complicidad se siente en una pequeña cafetería en la colonial ciudad de Granada, en el litoral del Pacífico nicaragüense, jóvenes meseros llevan a los turistas a romper barreras e incursionar en un mundo sin palabras.
Una pared pintada de imponente amarillo canario recubierta del lenguaje de señas, saluda al visitante del Café de Las Sonrisas, en Granada, a unos 45 kilómetros al suroeste de Managua.
Con una sonrisa y muy atenta, Irma Urbina, una morena, delgada de 18 años de edad, de pie al lado de la mesa está lista para tomar su pedido.
El menú de comidas ofrece alternativas y posibilidad de combinar. No ha habido intercambio de palabras sólo sonrisas.
Son sordomudos
Irma es una de los siete jóvenes que laboran en el café. Su trabajo le ha significado desarrollo personal y dejar atrás un ambiente cerrado y difícil que le había tocado vivir como sordomuda.
Ella ha emprendido un viaje detrás de sus sueños, un trabajo remunerado y digno. Emmanuel González, de 24 años, e Irma dijeron a Notimex sentirse «súper alegres, emocionados» con sus perspectivas de futuro.
Ha «mejorado su futuro y su vida» con «un trabajo digno que le ha abierto puertas» en su interactuar con personas oyentes, expresó González.
En su niñez, relató, «me sentía frustrado, pero ahora me valoro como persona, tengo dignidad y con ayuda de Antonio he podido trabajar».
Han roto barreras
Se siente a gusto en la cafetería. «Me relaciona con personas oyentes y he roto las barreras para comunicarnos», dice.
El lenguaje de señas es un proceso de aprendizaje que lleva tiempo y «cuando veo a oyentes tratando de hablar con sus manos, me dibuja una sonrisa» porque «pienso en lo difícil que debe ser para ellos comunicarse con nosotros», afirmó.
Como una experiencia única en América y la cuarta en el mundo, el local abrió sus puertas hace dos meses con la expectativa de ser una escuela para personas sordomudas, afirmó Antonio Prieto, conocido cariñosamente como «Tío Antonio», un español radicado en Nicaragua.
Menú interactivo y el “Tío Antonio”
La serie de signos en el menú y las órdenes de los pedidos no permiten errores. En pocos minutos, el visitante es atendido.
En las mesas, unas calcomanías ayudan a solicitar algún servicio en forma fácil. La «sorpresa» e «impacto» es la reacción inicial de los turistas que desconocen el lugar y aún de los que ya tenían información, relató «Tío Antonio».
Es «un lugar donde podrás vivir una experiencia inolvidable», de una forma cariñosa para tratar con los estudiantes del organismo no gubernamental cuyo objetivo es conseguir fuentes de trabajo para personas con discapacidad, refirió.
Una casa colonial, amplia, con un corredor interno, crea un ambiente agradable. La pared tapizada de signos es una invitación a los oyentes a intentar hablar con sus manos en el lenguaje de señas.
Clases de fisioterapia
Una especie de ático es utilizado para clases de fisioterapia para personas invidentes y los cursos regulares de los estudiantes.
«Es un requisito estudiar» para ser parte del taller de artesanías que diseñan coloridas hamacas, de todos los tamaños, incluida una que permite el descanso a más de una decena de personas.
Después de siete años de experiencia, los 38 artesanos tejen rápidamente los hilos para confeccionar las hamacas, bolsos, gorros y pequeños llaveros.
Antonio llegó a Nicaragua con el interés de establecer un restaurante y un inesperado accidente lo vinculó a personas con discapacidad, creando fuertes lazos y surgimiento del organismo no gubernamental que ha generado empleos y esperanzas.
No sirven alcohol
«El restaurante está montado como una empresa y debe alcanzar su autosuficiencia en seis meses», expresó.
«No hemos tenido dificultad con los clientes, hay una cierta complicidad, sorpresa, impacto» inicial con la propuesta, precisó Antonio.
El local tiene restricción para «evitar el turismo sexual, (y) no se sirve alcohol para evitar problemas», manifestó el chef valenciano enamorado de Nicaragua.
Pendiente de sus pupilos, la profesora Katheen Estrada, intérprete de señas, brinda ayuda en caso de ser necesario, «lo que procuramos no ocurra con frecuencia», externó.