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Darío presente en Paralelo Cero de Ecuador

Rubén Darío.

El Comercio
Ecuador

No es ejercicio sencillo comprender la problemática y trascendencia de la poesía latinoamericana en un espacio como el que contiene estas líneas; pero la realización del Cuarto Encuentro Internacional de Poetas Poesía en Paralelo Cero vuelve la labor, al menos, pertinente.

Trazar una línea de tiempo, que siga los despuntes y brillos de los movimientos y figuras que por estas tierras han sido, no respetaría los procesos sociohistóricos que han marcado su aparecimiento. Una de las causas que empantanan semejante tarea es las ramificaciones por las que se abre camino la poesía en Latinoamérica; otra, las continuidades y paralelismos que imposibilitan hablar de movimientos caducos o de poéticas extintas.

Además ensayar una línea causal sería ver a la poesía como una ascendencia evolutiva y tal cosa resulta en disparate. La puntualización cronológica no cabe, sino, acaso, soltar ciertos momentos y nombres. Así intentamos comprender la poesía de acá, más allá de su alteridad con respecto a España y prescindimos de la poesía brasileña, muy a pesar de sus logros y de la intensidad del Manifiesto Antropófago, suscrito por Oswald de Andrade.

En un vistazo general de la poesía latinoamericana, aparece más bien la figura de un río cuya cuenca se halla a los pies de un nevado, cuyo caudal va sumando aguas y cuya desembocadura se extiende en el mar. Para vadera ese río nos acompaña la palabra de los poetas y estudiosos de la poesía Eduardo Milán, César Eduardo Carrión y Xavier Oquendo.

El nevado sería la historia de la región y todas las literaturas europeas que definieron también a las creaciones de esta parte del mundo, antes de la llegada del nicaragüense Rubén Darío, a quien se lo puede tomar como fundador de una tradición. Fue él quien además de entregarse a un ejercicio poético (ruptura de cánones formales) se dio a un ejercicio político, que impuso una preocupación sobre la cultura de la región y una nueva visión sobre la conflictiva realidad latinoamericana.

Si Darío, enmarcado en el modernismo (junto al colombiano José Asunsión Silva), es ese inicio, cabe un acercamiento a una característica de la poesía latinoamericana: el lenguaje de la duda, donde el signo no coincide con la cosa. Algo que nos distancia de los poetas estadounidenses, mucho más concretos en la relación palabra – objeto; pero que nos acerca, como herederos, al simbolismo francés, principalmente de las escrituras de Baudelaire, Verlaine, Rimbaud o Mallarmé.

Las vanguardias vendrían a sumar aguas a ese río de poesía. Y si los nombres de Huidobro, Vallejo o Neruda se destacan en ellas, no se puede no mencionar el aparecimiento y la incidencia del ultraismo (en estrecha relación con las letras españolas), el estridentismo mexicano o el indigenismo andino. Y si Darío ya hablaba de que la verdadera poesía de esta parte del mundo se hallaba en las ruinas precolombinas, a esa vertiente se añadieron las voces negras, el peso de Indoamérica y el contacto con otras filosofías y culturas distantes.

En el trajinar de Neruda por la poesía se podrían incluso condensar momentos de la poesía latinoamericana, pues en el chileno se mostraron vetas postrománticistas, de vanguardia (‘Residencia en la tierra’) y las que apelan a la poesía de tinte épico (como en el ‘Canto general’). Sin despegarse de la contundencia de las vanguardias, surgen eventos paralelos que a la luz de los años se llamaron poesía de la inteligencia, poesía de la lengua, poesía de la experiencia o poesía del silencio.

Entre esas líneas aparece la figura de Gabriela Mistral, la primera de la región en alzarse con un Premio Nobel (en 1945) y la eroticidad en la poesía junto a los nombres de Alfonsina Storni o de Juana de Ibarbourou, cuyas poéticas han sido continuadas hasta la actualidad. La identidad barroca de la región también permaneció latente en su cultura y tuvo brotes en la literatura de los cubanos Lezama Lima o Severo Sarduy; y más recientemente en las poéticas cobijadas por el neobarroco.

Desde México pesó la voz de Octavio Paz y los ojos se volvieron a Chile cuando, irreverente, surgió la antipoesía con Nicanor Parra. Los procesos sociohistóricos vividos a destiempo en los diferentes países de Latinoamérica también se mostraron a destiempo en sus poéticas, así sucedió, por ejemplo, con la aparición de lo urbano o con la poesía que versaba sobre las dictaduras de la región.

A distintos tiempos corresponderían distintas poéticas, así que resulta inverosímil pensar en el aparecimiento de un nuevo Neruda o un Darío o una Pizarnik o un Dávila Andrade. La poesía de ahora se abre en una multiplicidad de manifestaciones, que por ello no se niegan la una a la otra; y que por ser parte de una continuidad, no evolutiva, se presenta como deudora del pasado pero abierta a las condiciones que presenta la actualidad. Poesía en Paralelo Cero 2012

La cuarta edición de este Encuentro se realizará desde hoy, hasta el sábado 9 de junio. En él participarán poetas provenientes de España, Italia, Colombia, Argentina, Bolivia, México y Ecuador. Entre los que se hallan Jorge Boccanera, Olvido García, Alí Calderón, Jorge Valbuena, Emilio Coco y los ecuatorianos Humberto Vinueza, Antonio Preciado, Carmen Váscones y otros. Poesía en Paralelo Cero, como lo ha hecho en años anteriores, se estructura sobre una serie de recitales que permite escuchar la poesía de voz de sus creadores; es decir se remite a lo lírico en su manifestación oral.

A decir de Xavier Oquendo Troncoso, organizador del Encuentro, esta cita responde a “los fines comunicativos con los que se creó la poesía”; por ello comprende que la gente deba acercarse al poema. Con los recitales propuestos por el Encuentro – dice Oquendo – la poesía llega a más lectores, no solo a su lector común, es decir otro poeta.

En esta defensa de los recitales y los encuentros, frente a opiniones que los hallan anacrónicos, se argumenta que estos funcionan como motivadores, como vías a de acercamiento hacia poéticas relevantes y hacia los libros.

Poesía en Paralelo Cero 2012 desarrollará sus actividades en Quito, Riobamba, Machachi, Sangolquí, Mitad del Mundo, Otavalo, Ibarra, Esmeraldas, Quinindé y Atacames. El Encuentro se inauguraría este domingo a las 12:30, en la Ciudad Mitad del Mundo, con un pregón.

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