Aumenta presencia militar de USA en Centroamérica
Este fin de semana se conoció que agentes de la agencia antidrogas estadounidense DEA dieron muerte a un sospechoso durante una operación en Honduras.
La entidad dice que es la primera vez que sus agentes matan a alguien en Centroamérica desde que empezaron a participar en misiones antinarcóticos en la región.
Y son varios los analistas que afirman también que, por primera vez desde la Guerra Fría, está aumentando el interés de Estados Unidos por Centroamérica, esta vez por cuenta del combate al narcotráfico.
Los altos índices de homicidios y la presencia de carteles y bandas criminales no sólo han llevado a la creación de nuevas formas de asistencia, sino también a un aumento de 75% en la ayuda financiera anual que Washington destina desde 2008 a la región.
Actualmente, según el subsecretario de Estado para temas de narcotráfico, William Brownfield, Centroamérica es «la principal amenaza» de seguridad para su país en el Hemisferio Occidental.
El funcionario añadió en un testimonio ante la Cámara de Representantes que esto representa un cambio histórico: en los años 80, Centroamérica fue clave para EE.UU, pero el interés se centró luego en Colombia, Perú y México.
La nueva presencia estadounidense en Centroamérica, sin embargo, no está exenta de polémica.
En mayo pasado otra operación antinarcóticos en el pueblo hondureño de Ahuas, que contó con la presencia de agentes antidrogas estadounidenses, dejó cuatro muertos, descritos por algunos como civiles inocentes.
En ese momento Washington indicó que sus agentes habían participado solo como acompañantes de las fuerzas hondureñas y no habían disparado en esa acción, pese a las denuncias en sentido contrario de algunos locales.
El gato y el ratón
La razón que trajo a Washington de regreso a una región del mundo que les dio muchos dolores de cabeza en décadas anteriores es el aumento del narcotráfico.
Adam Isacson, experto en seguridad regional de la ONG Washington Office on Latin America, explica el interés de Estados Unidos en la zona con una metáfora.
«Es el juego del gato y el ratón, y este es el último lugar donde se encuentra el ratón», le dijo a BBC Mundo.
El gato es Estados Unidos, el ratón son los narcotraficantes y el lugar es Centroamérica, a donde se han desplazado las rutas del narcotráfico.
Antes se priorizaban los viajes aéreos o marítimos desde Sudamérica para transportar la droga, pero desde hace unos años se ha popularizado el narcotráfico terrestre (o por los litorales marítimos) a través de los pequeños países centroamericanos.
«Hace diez años no pasaba la gran cantidad de droga que pasa hoy en día por acá», dice el el coronel Jeremías Arévalo, el vocero de la Fuerzas Armadas de Honduras.
Hoy, según las estimaciones que presentó Brownfield, los traficantes y las bandas criminales en esa región facilitan el tránsito de hasta el 95% de la cocaína que llega a Estados Unidos.
Ese aumento es el motivo principal para que el gobierno de Barack Obama haya propuesto un reenfoque en sus políticas antidrogas en la región para aumentar su impacto, como escribió en un memorando reciente a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton.
La punta de lanza de ese reenfoque son dos programas: la Asociación de Seguridad Ciudadana de Centroamérica, lanzada por Obama en 2011; y la Iniciativa de Seguridad Regional de América Central, que antes era el brazo centroamericano del Plan Mérida (el acuerdo entre Estados Unidos, México y Centroamérica para combatir el narcotráfico).
Con ellos, Estados Unidos dice que espera reducir los niveles de violencia, ofrecer equipos y asistencia técnica y promover la coordinación entre los países de la región, entre otros.
¿Pero, más allá de lo que está en el papel, cómo se ha visto este creciente interés en la región?
Necesidades propias
Los funcionarios centroamericanos entrevistados por BBC Mundo coinciden en que sí han notado un aumento en el interés estadounidense en la región.
Rony Urízar, vocero del ejército de Guatemala, resalta la «asistencia con embarcaciones para combatir el narcotráfico en el mar, con instructores para entrenamiento de unidades especiales y coordinación en los procedimientos que se llevan a cabo en la región».
Uno de los ejemplos es precisamente la controversial operación en Honduras, en la que los agentes de la agencia antidrogas participaron «en papel de apoyo», como lo calificó la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Precisamente sobre Honduras, el coronel Jeremías Arévalo dice que «hace tres años era muy poco el apoyo que teníamos. A raíz de las gestiones del gobierno, hemos llegado a la conciencia de las autoridades estadounidenses».
Dudas
El mayor perfil militar estadounidense en la región ha revivido viejas acusaciones de intervencionismo.
La cuestionada misión en Ahuas en mayo pasado generó fuertes protestas de los habitantes del poblado hondureño, pidiendo la salida de los estadounidenses. Y pronunciamientos de entidades de derechos humanos exigiendo una investigación detallada de los hechos.
Como dijo en su momento el diario The New York Times, América Central es una región «donde el poder estadounidense ha sido visto con escepticismo desde la Guerra Fría».
Pero mientras algunos señalan la participación estadounidense como excesiva, otros la critican por insuficiente.
Desde 2008, el Congreso ha destinado US$466,5 millones para los siete países de la región bajo la iniciativa principal regional, aunque eso no incluye todo el dinero hacia Centroamérica. Obama quiere que esa cifra aumente en US$107,5 millones para 2013.
En comparación, el Congreso estadounidense destinó US$1.900 millones para asistir a México en temas de seguridad durante el mismo periodo.
«Realmente (la ayuda) ha sido insuficiente porque el combate al narcotráfico se mantiene», concluye Urízar.