Avisan a migrantes nicas que “La Bestia” no está circulando
* Igual llamado hacen autoridades mexicanas a ilegales de otras naciones centroamericanas debido a que el “tren de la muerte” permanece varado
El director del albergue «Hogar de la Misericordia», Heyman Vázquez Medina, pidió a los cónsules de Centroamérica implementar en sus países campañas emergentes donde se informe a sus connacionales de la suspensión temporal de la circulación del ferrocarril que recorre del municipio de Arriaga, Chiapas, a Ixtepec, Oaxaca, y Medias Aguas, Veracruz, para evitar que sigan llegando más migrantes a esta localidad.
El sacerdote dijo que ante la contingencia migratoria que se presenta, se ha pedido a los cónsules de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua que se informe en las fronteras de sus países sobre la detención de la circulación del ferrocarril, medio de transporte que utilizan los migrantes para llegar a la frontera con Estados Unidos.
«Queremos que la población migrante esté informada de la situación para que pospongan su viaje por lo menos un mes que es el tiempo que las autoridades están dando para que se reanude la circulación férrea», dijo Vázquez Medina.
Andan mendigando
Indicó que el albergue, con capacidad para alojar a 62 personas, ha rebasado su capacidad ya que diariamente están recibiendo a más de un centenar de migrantes, además que muchos se están quedando en las vías del tren pidiendo dinero y comida.
Abundó que una minoría ha optado por regresarse a su país mientras reanuda operaciones el ferrocarril, pero otros han decidido viajar por autobús y burlar la vigilancia migratoria rodeando las casetas, exponiéndose a ser víctimas de la delincuencia o extorsionados por autoridades.
«No me regreso, se burlarán de mí»
Para el salvadoreño Henry, regresarse a su país de origen por la falta del ferrocarril es una decisión que nunca tomaría, ya que sería la burla de sus vecinos y familiares por no haber llegado a Estados Unidos, además que no cumpliría el compromiso de pagar más de seis mil dólares que pidió para el viaje.
«Yo no me regreso a mi casa, se burlarían todos de mí, prefiero quedarme aquí aguantando hambre y frío», dice el migrante de 25 años de edad.
Henry, quien junto con un grupo de migrantes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, deambula por la estación de ferrocarriles pidiendo dinero para continuar su viaje a Estados Unidos en autobús, platica que la falta de un empleo estable lo orilló abandonar su natal pueblo de Santa Ana.