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Las atrevidas infieles del siglo XXI

¿Los hombres casados son más atractivos? ¿Por qué los casados buscan amantes? ¿Se trata solo de sexo? ¿Qué se esconde detrás de estas relaciones prohibidas y sancionadas moralmente?

Es un hecho, la infidelidad es un asunto de todos los días. Por aburrimiento, soledad, curiosidad y oportunidad, hombres y mujeres casados, se arrojan a los brazos de un amante a darle rienda suelta a sus fantasías.

Es que ser infiel es una historia más vieja que el hilo negro, como dicen las abuelas. Amigos, ex novios, profesores, compañeros de oficina, todos y todas son posibles candidatos para una «canita al aire».

Sobre todo si el sexo en la pareja no es bueno, ni alcanza para sentirse amado, deseado y respetado. Entonces, las probabilidades de mirar para el lado, tener una vía de escape, un respiro aumentan y hasta sin culpa, o con escaso cargo de conciencia.

Hoy el asunto se ha trivializado y para algunos la infidelidad es casi un derecho. Prueba de ello es la proliferación de sitios web que la promueven, como el de Ashley Madison cuyo creador, Noel Biderman, asegura que «ser infiel es parte de la naturaleza humana». Y cómo no decirlo, si tienen más de 14 millones de usuarios a nivel mundial, cifras que están en alza.
«La vida es corta, ten una aventura», son algunos de los clichés que invitan al adulterio.

¿Nuevo perfil?

Frente a esta «liberación» sexual y emocional pareciera que nadie se salva de que «le pongan el gorro», y que ser fiel es solo una decisión de un ser enamorado y en sus primeros años de convivencia. ¿Será tan así?

Es que todo indica que ser infiel es más satisfactorio que hacerse cargo del conflicto, separarse, comenzar de nuevo, dejar a los niños, mantener dos casas, etc. Tomar esa decisión no es barato y requiere de convicción, sanidad mental, amor propio y la confianza de que es posible lograr una vida mejor, distinta. El temor a equivocarse, paraliza. El amor a la familia y la estabilidad, también.

Entonces, para evitar tanto drama, las amantes modernas han cambiado su forma de actuar y vivir las relaciones extraconyugales. Atrás quedaron las solitarias e inocentes mujeres, que en el papel de amantes incondicionales sufrían a destajo y creían sin dudar, en su amado y en sus interminables promesas de un futuro compartido.

Al contrario, se dice por ejemplo que las nuevas amantes son mujeres tipo wo-men o matrix, nombre que se refiere a su masculinización, al ser independientes, liberales, orientadas a su trabajo y no dejan que sus emociones se interpongan en sus asuntos profesionales. Es decir, buscan relaciones tipo part-time, donde lejos está la súplica constante del «sepárate».

«Creo que a estas mujeres les asusta un compromiso mayor y total con un hombre. Algunas de ellas consciente o inconscientemente no quieren un hombre a tiempo completo o no se sienten capaces de llevar una relación así», explica la psicóloga chilena Daniela Molina.

La especialista agrega que las mujeres solteras que se involucran con casados son definitivamente más independientes en el sentido emocional y económico. Es más, no se aferrarían a una sola relación ni teñirían los encuentros con aspectos tediosos. El objetivo es pasarlo bien y no «enrollarse».

«Sexo, risas, encuentros furtivos y toda esa cuota de adrenalina que da una relación clandestina es atrayente para ambos y es fácil pasarlo bien», afirma.

Temor al compromiso

«Se podría hipotetizar que la persona que se involucra con alguien casado le tiene miedo al compromiso y temor a la intimidad, que te entrega una relación con un hombre soltero, por ejemplo», dice por su parte la psicóloga Pamela Soto, terapeuta del Instituto Chileno de Terapia Familiar.

La especialista no cree que sean relaciones donde no haya dolor involucrado por la falta de compromiso, pero que sin duda, quienes se animan a entablarlas lo hacen porque les causa menos angustia que estar en una relación de compromiso real.

«La elección no es algo totalmente consciente ni que involucre la voluntad, sino que los relatos son más inconscientes y siempre justificados por su búsqueda de amor y no por querer a un hombre casado», afirma.

En ese sentido, explica que le cuesta pensar que una mujer elija esta situación, donde él no tendrá tiempo exclusivo para ella, porque según la psicóloga le generará «una gran inseguridad aún si la relación llegase a establecerse formalmente, creo que la sensación de ilegitimidad permanecerá», añade.

Sea como sea, todo indica que quien se involucra con una persona casada, según analiza Pamela Soto, será complejo por el hecho de vivir vidas paralelas e interpretar sin cambio posible, solo el papel de «patas negras».

«Hay casos donde los amantes son permanentes y por años. Entonces, vivir en segundo plano y en las sombras será doloroso, a pesar que no se quiera admitir», reflexiona.

Sobre todo, aporta la psicóloga Daniela Molina, cuando la idealización y el enamoramiento son fuertes. «Pienso que esas son trampas que no se pueden obviar, porque hay que admitir que este tipo de relaciones, nunca serán tan reales ni compartirán responsabilidades, se quedaran siempre en la parte divertida, pero cada uno elije», sostiene.

Tomado de El Mercurio

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