Rss Feed Tweeter button Facebook button Youtube button
|

Somos tan violentos que ni los animales se salvan

(Tomada de Internet)

* Una corrida de toros deja gente herida, mutilada, caballos heridos y mutilados, toros desenfrenados por causa de la bulla y malicia de los humanos… un bacanal herético

Prof. Dr. Enrique Rimbaud Giambruno

Crecí en un mundo donde los hippies pensaban que a fines de los años sesenta comenzaba la era de Acuario… ¡cuán equivocados estaban… ¡, recién emergidos de la Segunda Guerra Mundial, pero todavía faltaban Vietnam, Corea, Filipinas, Nicaragua, El Salvador, Colombia, Grenada, Afganistán, Irán, Sudán, Somalia y tantos otros lugares, para que el mundo saciara su sed de sangre.

Este siglo que hace pocos años estrenamos, sin embargo, promete mucho, más allá de las profecías de los mayas, este es un siglo de paz, de reconciliación, de respeto por los derechos de la mujer, de los niños, de la familia, de los animales, de los derechos humanos y de la biodiversidad en general.

No obstante, hay gente que aún no sabe que en el mundo anhelamos paz, anhelamos una vida donde todas las especies convivan y se respeten.

Ayer que fui a Granada, donde tuvo lugar el tope de toros tan famoso y tradicional, la tristeza me embargó al ver a miles de personas embriagadas en una rara mezcla de alcohol y adrenalina, intentando algunos hacer daño o pegarles a toros que no sabían a qué iban y nadie les contó qué iba a pasar, mientras otros huían presas de gran nerviosismo y algarabía intentando que no les hicieran daño.

Gente herida, mutilada, caballos heridos y mutilados, toros desenfrenados por causa de la bulla y malicia de la gente, un bacanal herético y contrario a todo lo ético y estético que podemos esperar en esta tierra que habitamos. Un verdadero desmadre.

Esa gente que alcoholizada intenta pegarle o hacerle daño a un toro, llega a su casa envalentonada por la desigualdad de las especies, por la supremacía del macho humano sobre la bestia, y es capaz desde pelearse con un vecino hasta herir a su propia familia, llámese esposa, hijos, o amigos compañeros de la tomadera de guaro.

Los niños que presencian el espectáculo, ven como algo normal a seres humanos irrespetar las especies y la vida en general, el daño físico, creciendo con una idea equivoca acerca de los verdaderos valores.

¡Qué va! ¡Si tan solo fuera eso! A esto se suman las riñas de perros, las de gallos, donde al daño físico o falta de respeto a las especies se suman las fuertes apuestas, enseñando a los niños y jóvenes contravalores, de caminos fáciles mediante apuestas, la fuerza del alcohol y del consumo de drogas.

Nunca vamos a lograr una sociedad más justa, sin violencia, viviendo en respeto entre seres humanos y de estos hacia las especies, hasta que no se prohíban radicalmente estas expresiones de violencia atávica y primitiva que nada bien hablan de nuestra especie dominante.

Respetar el derecho de los animales, es respetarnos a nosotros mismos, es aceptar que el mundo ha cambiado, es luchar contra la violencia social y doméstica, porque en este siglo ¡los animales nos importan!

presidencia@fundacionamarte.org
Cel 88521488

Archives

Recently Commented